Un puñado de intrépidos artistas gasteiztarras -bajo la batuta de la creadora Nerea Lekuona- organizan este finde el único congreso de artistas vascos habido y por haber y se traen al último premio Velázquez de Artes Plásticas (Isidoro Valcárcel) a Gasteiz para que imparta un taller en una lonja desocupada de la Pinto. Con humedades, por cierto. Calentada con una estufa de butano. Todo ello tirando de una ridícula subvención del Gobierno Vasco para conseguir una vez más poner en marcha esta iniciativa anual de nombre Inmersiones.
El pasado año hablaba de Inmersiones 2014. Concluía así: “¿De qué tratará el octavo Inmersiones, el del año que viene? Nadie lo sabe, pues la incertidumbre -temática, económica?- forma parte del ADN de Inmersiones”. Pues bien: el lema de este año es ¡Abajo el trabajo! Curioso lema para estos tiempos que corren en los que el trabajo es un bien tan preciado que a nadie se le ocurre proclamar nada en su contra.
Recapitulemos rápidamente: ocho años han pasado desde el primer Inmersiones, en 2008, orquestado por un servidor e ideado como actividad inicial de la Asamblea Amarika. Dicha asamblea se encargó durante cuatro años de la programación de tres salas expositivas de la Diputación de Álava. En una de ellas, la sala Amárica -un espacio emblemático para el ámbito cultural de la ciudad cerrado cinco años atrás y que, ahora, era recuperado de nuevo para el arte- tuvo lugar el primer Inmersiones.
Izaskun Álvarez, que había participado como artista el año anterior, organizó el Inmersiones de 2009, pues una de las señas de identidad de esta actividad es que haya un relevo de batuta en cada edición.
Inmersiones 2010 fue comisariado por Rubén Díaz de Corcuera e incorporó al congreso y a la muestra de dosieres de artistas un área de talleres: Atmósfera crítica.
Con Inmersiones 2011 el formato será a partir de ahora temático. El contenido a tratar en esta ocasión fue eco-cultura. El cierre de esta edición supuso también la bajada de persiana del Proyecto Amarika, pues nuestra Diputación dio unilateralmente por finiquitada la relación con la asamblea. Es más: este Inmersiones se sufragó gracias a las ayudas del Gobierno Vasco. Unas ayudas que sumadas a otras puntuales -previo concurso siempre- van posibilitando a partir de este momento el desarrollo de las siguientes ediciones.
Inmersiones de 2012 se bautizó como Pakea Utzi Artea. Fue comisariado por un grupo de artistas locales. Se desarrolló por primera vez fuera de la sala Amárica.
La sexta edición, la de 2013, se dedicó al tema anti-dinero. Rubén Díaz de Corcuera orquestó esta edición pero sumándose al colectivo de artistas creado.
La séptima corrió a cargo de un creador que había participado en ediciones anteriores y que se incorporó al colectivo llamado ya Asociación Inmersiones: Iker Fidalgo. Y su título fue Reinsistencia. Pues crear es resistir e insistir.
Y para la novena, vuelta a concursar y a cruzar los dedos.