Con la llegada del buen tiempo, aunque en Vitoria ya se sabe que eso es relativo, el exterior de Montehermoso se convierte a lo largo de cuatro meses en un hervidero de actividad. Conciertos, ferias, cine al aire libre... la lista de propuestas que ofrece el Jardín de Falerina-Hor Dago! es larga bajo el impulso que, desde 2012, aporta a este espacio quienes también gestionan otros lugares de referencia en la capital alavesa como las salas Jimmy Jazz y Kubik. Coincidiendo con el Azkena Rock, y desde hace cuatro años, dentro de ese cartel estival hay una cita ineludible donde música y gastronomía se unen, el festival Txuleta & Rock.

“Teníamos el horno de carbón vegetal para dar chuleta, alitas y costillas y la carpa para la programación de verano, así que nos pareció atractiva la idea de montar un festival pequeño con grupos de rock, en principio, vascos. Y sabíamos que siendo el Azkena en unos horarios de tarde, nuestra propuesta tenía que ser al mediodía, así que dicho y hecho”, explica Iker Arroniz, uno de los responsables del espacio, que recuerda que en aquel 2012, como el certamen de Mendizabala duraba tres jornadas, Hor Dago! realizó su estreno con dos días de actuaciones, que contaron con la presencia de Jon Basaguren, Dr. Sax, Dave & The Souldiers, Xabi & Petti y Arenna.

“El sitio tiene mucho encanto, aunque a veces seguimos en duda sobre si las instituciones apuestan realmente por un lugar de este tipo o no, porque la respuesta nunca es clara. Aún así, creemos que este punto tiene mucho más encanto que posiblemente la Virgen Blanca que es donde el propio Azkena hace de vez en cuando algo. El emplazamiento permite el poder estar comiendo y viendo grupos tanto desde una mesa como metido en la carpa. Aquí puedes matar varios pájaros de un tiro”, describe en torno a un certamen que en 2013 pasó a celebrarse sólo durante un día al reducir el ARF también su duración. En aquella ocasión, repitieron Arenna, que estuvieron junto a los también gasteiztarras Sumisión City Blues.

En cuanto a las programaciones, eso sí, 2014 supuso un cambio. La coincidencia de fechas del Azkena con el Hellfest, que se lleva a cabo en Francia, “nos posibilita traer bandas que van allí a precios muy competitivos para nosotros, teniendo en cuenta que los conciertos aquí son gratuitos, como casi todas las actividades que hacemos en el Hor Dago!. Siempre nuestro gran reto es ajustar presupuestos porque cubrir con zuritos los cachés y las producciones de los grupos, como que no”, dice con una sonrisa Arroniz. Así, los protagonistas hace doce meses fueron Kylesa y Lazer/Wulf.

Por supuesto, “los grupos comen chuletón”. De hecho, para este 2015, Cobra, una de las bandas participantes junto a The Midnight Ghost Train, “ha hecho el esfuerzo por poder venir porque tenían interés en el horario, en venir al ARF y saben que aquí el ambiente es muy curioso. Al fin y al cabo, no es un concierto al uso, no es a lo que estamos acostumbrados ni como público ni como músicos. Y para ellos también es muy cómodo. Vienen a la mañana, las pruebas duran lo justo, hay tiempo de sobra para tocar, y luego para sentarte, tomarte una chuleta, una botellita de vino e irte a Mendizabala después”.

Por el momento, además, el tiempo se ha comportado. Y que dure. “Después de cuatro años, ya he dejado de mirar la previsión todos los días”, asegura Arroniz, que comenta que “el Hor Dago! es como un chiringuito de playa. Es un bar que en verano funciona muy bien si hace buen tiempo porque estamos hablando de que tiene un jardín de más de mil metros cuadrados. Con el Txuleta & Rock no hemos tenido tan mala suerte. Nos ha caído algún chaparrón, pero bueno. Peor fue que el año pasado montamos una feria de cerveza artesana semanas después y nos cayó muchísimo. Eran más de 15 conciertos, pasó un montón de gente (unas 20.000 personas) pero...”.

De todas formas, la organización tanto del festival como del resto de actividades estivales del emplazamiento supone también un esfuerzo importante a nivel de producción y servicio. “Entre el Hor Dago!, Jimmy Jazz y Kubik, en verano solemos tener una plantilla aproximada de cien personas. En Falerina, en concreto, hay días en los que pueden estar trabajando a la vez 25 personas y en los días gordos, unas 40 entre técnicos, cocineros, camareros, bodegueros...”, una parte que casi nunca se ve o valora.

Eso sí, cuando el Txuleta & Rock termina hay tiempo para acudir al ARF, aunque Arroniz reconoce que “llego cansado”. “Lo que más pena me da de todos estos años de montar conciertos es que me doy poca cuenta de las propias actuaciones. Y a Mendizabala llegas algo agotado, necesitas tiempo para situarte, tienes que atender a las relaciones empresariales... me da pena no llegar a los primeros conciertos”. Eso sí, en el caso de este 2015, no va a quedarse en Gasteiz. “Coincidencias de la vida. Y eso que este año me apetecía ver muchas cosas. Por ejemplo Mastodon, que llevo mucho tiempo con ganas de que se trajese”.

Tras el festival queda mucho por delante. “La chuleta la pruebo todo el verano. Hombre, tiene sus días. Es un plato complejo. Tiene que llegar en su punto a la mesa, caliente y hay días en los que no aciertas, tampoco nos vamos a poner flores. Igual que las bandas, que hay conciertos en los que no salen las cosas”.