Madrid - Nacho García Velilla, director y guionista tocado con la varita de la risa, estrena Perdiendo el norte, una comedia coral que apuesta por el humor para afrontar los fantasmas de la emigración y el fracaso, además de ser un homenaje a Vente a Alemania, Pepe (1971) que cuenta incluso con José Sacristán.

“El personaje de Pepe (Sacristán) es realmente la memoria histórica de este país, la memoria que durante muchos años había perdido: lo que era, de dónde veníamos, que fuimos emigrantes”, señala el director, y explica que su opción por el humor ante las cosas serias es “pura catarsis”. Perdiendo el norte cuenta la historia de Hugo y Braulio (Yon González y Julián López), dos jóvenes sobradamente preparados que viajan a Berlín ante la falta de expectativas laborales en España. Pronto, sus ilusiones se desvanecen y la dura realidad les muestra un futuro que es terriblemente parecido al pasado. Sacristán es vecino de los chicos, un jubilado que no ha vuelto a España tras emigrar a Alemania en los años 70; de hecho, guarda como testigo de aquella época la inseparable maleta de cartón, un detalle que pronto olvidará porque el anciano empieza a sufrir demencia. “Como dice Pepe en la película -apunta García Velilla-, antes de creernos que éramos ricos habíamos sido pobres y todo eso se ha ido perdiendo (...), su problema con el alzhéimer es un paralelismo con lo que ha hecho el país como país, olvidarse un poco de su pasado”.

En Berlín están Carla (Blanca Suárez) y su hermano Rafa (un estupendo Miki Esparbé), que conviven con Marisol (Malena Alterio) y su marido, un turco dueño de un restaurante que les da trabajo. La obsesión de Carla es correr y terminar la maratón de Berlín, toda una metáfora que da lugar al principal conflicto y a todo un entramado de enredo, encuentros y desencuentros amorosos. “La maratón es la superación personal de los personajes, ellos están haciendo un viaje a lo largo de la película y necesitan esa dosis de superación que se refleja al final de la cinta”, explica el director, creador de comedias televisivas tan exitosas como 7 vidas y Aída. “Es curioso, porque de todo mi entorno soy la única que no hace running”, se ríe la actriz, convencida de que el cine “refleja lo que ocurre en la sociedad, y esto es lo que está pasando”, comenta, aunque reconoce que, por suerte, jamás se ha visto en el lugar de su personaje. La maratón como metáfora, apunta Yon González, es “corre, corre, que llegarás”. “La historia se repite, y seguramente dentro de 40 años, cuando se haya acabado la crisis, vendrá otra. Es un bucle -opina el actor vasco- y será un bucle hasta que el sistema no cambie lo que está mal, y todos lo sabemos”.

‘El pisito’ Sus padres en la película, unos desternillantes Carmen Machi y Javier Cámara, “encarnan a su vez esa parte de la España que se había creído que vivía en una fiesta (...), que no teníamos problemas y que éramos punteros”, añade el director. “La ventaja de contar con estos actores es que tienen tal potencia y tanta verdad que puedes jugar con ellos, incluso cambiarles el aspecto: para el personaje de Cámara tenía El pisito, a José Luis López Vázquez y a Mari Carrillo en la cabeza”. Así, ha compuesto a través de ellos todo un homenaje a “actores de esa raza, de ese saber contar las historias, para que encarnen un poquito lo que fue este país”, resume. Junto a los más veteranos su selección de actores jóvenes “que toman perfectamente el relevo”, porque, dice, “si haces comedias sin un buen mensajero, no llegas al público”.