berlín - El debut de Guatemala en la Berlinale, con un drama indígena sobre infancias robadas, así como la mirada de la española Laia Costa sobre la noche alemana, aportaron ayer aire fresco a la Berlinale, en una jornada donde el teórico plato fuerte era Léa Seydoux, como camarera francesa acosada por el patrono.
Ixcanul, un filme rodado entre cafetales volcánicos por Jayro Bustamante, conmovió al festival europeo, cuyo eje temático este año es el cine de corte indígena no colonizable, con una historia que arranca de un matrimonio concertado e incide en el aislamiento recíproco entre las sociedades maya e hispana.
Victoria, dirigida por el alemán Sebastian Schipper, es una incursión en un nuevo lenguaje cinematográfico, con una película montada que adopta el formato de secuencia única y sigue los pasos de una madrileña, desde la salida de la discoteca berlinesa y hasta el día siguiente.
Para los menos amantes de la innovación, la jornada a competición contaba con Journal d’une femme de chambre, con la deliciosa y maligna camarera Seydoux dirigida por Benoit Jacquot y con Vincent Lindon ejerciendo de jardinero parco en palabras, pero cómplice.
El equilibrio entre nuevos talentos y la solidez de los maestros estaba garantizado y, de paso, se compensó la decepción del día anterior por Queen of the Desert, el filme de Werner Herzog que sorprendió, por flojo, a quienes esperaban con ansia el regreso del veterano director alemán a la Berlinale.
A Victoria le falta guión y sobran minutos -140 en total-, pero lo compensa la vitalidad de la muchacha que interpreta Costa y el buen ritmo de un filme rodado casi sin aliento, en unas pocas manzanas entre el multiétnico barrio de Kreuzberg y el turístico Mitte berlinés. Todo gira alrededor de Victoria, la inmigrante con ganas de no volverse sola a casa que se deja arrastrar a planes turbulentos de un grupo de muchachos sin grandes dotes para el delito, pero con cuentas pendientes de resolver.
No hay más historia que el discurrir de los acontecimientos, casi en tiempo real, con una Laia Costa que, de recién incorporada, pasa a asumir liderazgos por alguna especie de talento natural y a lo largo de sus horas tras las cuales nada seguirá igual.
Ixcanul es otro tipo de exploración en talentos naturales, los de María Mercedes Coroy y María Telón, hija y madre en el filme, dando fuerza a unos personajes desde el silencio y tristeza de sus miradas de mujeres kaqchiquel, que no hablan otra lengua que la indígena.
éxito en la berlinale La inclusión de Ixanul a competición tenía rango de doble debut -el de Guatemala a competición y el de Bustamente, con su primer largometraje- y, en ambos casos, fue un estreno más que exitoso en una Berlinale que dedica una especie de minifestival paralelo, el ciclo Native, al cine indígena procedente de América Latina.
Victoria dejó, por su parte, a la Berlinale bajo el impacto y la vitalidad impregnados en los ojos de Laia Costa, mientras que a su director se le agradeció el coraje innovador, como contrapunto a las fórmulas que el día anterior representó Herzog.
Habría sido una jornada redonda para la Berlinale si no hubiera faltado la que se anunciaba como presencia estelar del día, Seydoux. - Efe