madrid - Después de haber cantado a Los del Río rodeado de abertzales en Getaria, pocas cosas se le resisten a Dani Rovira, inmerso estos días en los ensayos para presentar, el sábado, la 29 edición de los Premios Goya, en la que promete “dar el cante”. El cómico malagueño, nominado a mejor actor revelación por su Rafa de Ocho apellidos vascos, asegura que su objetivo es que sea una gala “divertida” y “muy participativa”.

“Queremos que participe todo el mundo porque es un año muy especial. El cine español tiene muchas cosas que celebrar. 2014 ha sido como un oasis en el desierto de la crisis”, afirma el actor, curtido durante 14 años en los escenarios como monologuista. La idea de que fuera él quien tomara el relevo a Manel Fuentes como presentador de los Goya se la comunicó antes del verano Emilio Martínez Lázaro, a raíz de una propuesta de Antonio Resines. “Le pedí consejo al propio Emilio, que es mi mentor y una persona muy sabia. El me dijo: ‘es bueno para ti, bueno para el cine y bueno para la Academia’. Además, personalmente, como cómico, no podía rechazar una cosa así”, explica. En poco más de un año y medio, Rovira ha pasado de ser un extraño en el cine a uno de sus rostros más populares, tras el taquillazo (56 millones de euros) de Ocho apellidos vascos. “Nadie está preparado para una cosa así. A mí me ha salvado que me ha pillado a una edad, 34 años, que no es que sea un vejestorio, pero no son 20 años y sin experiencia”, señala. Acaba de rodar su segunda película, Ahora o nunca, y prepara la secuela de Ocho apellidos, pero en las últimas semanas, desde que se levanta hasta que se acuesta no piensa en otra cosa que en la gala. “Mi estrategia es trabajar mucho, mucho, mucho ahora para luego en la ceremonia poder jugar y disfrutar. Cuando yo disfruto en un escenario, la gente disfruta también”, cuenta.

Habrá comedia y habrá música, eso seguro. Y dardos, los justos. “Como ciudadano soy una persona muy implicada en la sociedad y en la política, pero como cómico no soy incisivo; tengo ganas de hacer una comedia blanquita, apetecible, para todo el mundo”, dice. “Hubo años en que se hicieron galas críticas, era el momento, pero este año no toca. Queremos que sea una fiesta del cine, para nosotros. Sería injusto que fuera protagonista gente que no se lo merece”, precisa en alusión a los titulares acaparados por el ministro de Cultura en galas anteriores. En lo que respecta a su propia nominación a los Goya, dice que trata de no pensar mucho en ello: “Lo tengo soterrado con serrín en mi cerebro. Para mi esa noche el premio es secundario”. Dani Rovira ya tiene claro su plan para el 8. “Me gustaría que fuera un día tranquilo, en familia, comer tranquilo y quitarme el pijama para bajar a los perros. Ojalá sea un día bonito”.