Julianne Moore y Eddie Redmayne parten con grandes opciones de alzarse con el Óscar gracias a sus papeles de personas con discapacidad en Siempre Alice y La teoría del todo, respectivamente, una fórmula que históricamente ha atraído el voto de los académicos.
Moore es la favorita absoluta para alzarse con la estatuilla gracias a un personaje que sufre los devastadores efectos del Alzheimer, mientras que Redmayne podría llevarse al gato al agua por interpretar a Stephen Hawking, el célebre astrofísico británico que vive postrado en una silla de ruedas y sin posibilidad de hablar a causa de una esclerosis lateral amiotrófica.
Aunque Michael Keaton (Birdman) es quien lidera las apuestas en esa categoría, Redmayne tiene a su favor el hecho de encarnar a una figura real, el otro gran factor que tradicionalmente más se valora en la Academia, como lo demuestran los triunfos recientes de Matthew McConaughey (Dallas Buyers Club), Daniel Day-Lewis (Lincoln) o Colin Firth (El discurso del rey).
Los Óscar han reconocido a personajes con discapacidades o enfermedades mentales tan memorables como el del propio Day-Lewis en Mi pie izquierdo, donde encarnaba al pintor y escritor irlandés Christy Brown, aquejado de parálisis cerebral, o el de Holly Hunter en El Piano, encarnando a una pianista muda que debe contraer matrimonio con un terrateniente en la Nueva Zelanda de mediados del siglo XIX.
También fueron la razón por la que finalmente Al Pacino salió victorioso tras siete nominaciones sin éxito, en su caso, por dar vida al coronel ciego Frank Slade en Esencia de mujer, o por la que Dustin Hoffman se anotó su segunda estatuilla dorada, gracias al autista de inteligencia privilegiada en Rain Man.
Tom Hanks, un experto en estas lides, hizo doblete consecutivo por interpretar a un abogado afectado por el virus del sida en Filadelfia y a un tipo entrañable, aunque con bajo coeficiente intelectual, que lograba en Forrest Gump estar presente en numerosos momentos decisivos de la sociedad estadounidense.
Otros casos recientes son los de Jamie Foxx, por personificar al artista ciego Ray Charles en Ray, o el del propio McConaughey el año pasado, que se coronó con el papel de Ron Woodroof, un cowboy drogadicto que lucha por dar esquinazo a la muerte una vez que los médicos le diagnostican que ha contraído el virus del sida.