Vitoria - Puede que la Escuela de Artes y Oficios esté cumpliendo su 240 aniversario, pero su Departamento de Imagen, aunando las disciplinas de vídeo y fotografía, sopla ahora sus 14 velas. Y es con estas dos cifras con las que se juega para titular la exposición que ayer se abrió en Montehermoso, una revisión sin nostalgias de los trabajos que alumnos y profesores han venido haciendo en este tiempo para muestras y creaciones elaboradas en colaboración con otros espacios e iniciativas como Artium, Krea, el festival NEFF, la sala Luis de Ajuria y el propio centro cultural de lo alto de la colina.

Como es físicamente imposible abarcarlo todo, 14 de 240, que permanecerá abierta hasta el 18 de enero, se construye en base a una selección de piezas realizadas en esta casi década y media tomando como referencia ese discurrir de proyectos y lugares más que “fijándonos en las obras en sí mismas”, como explican Juan Arrosagaray, Koldo Mendaza y Piko Zulueta, profesores y al mismo tiempo creadores.

“No nos dedicamos a enseñar y ya está, sino a enseñar para crear, para generar discursos. Y al mismo tiempo nosotros aprendemos porque nuestros alumnos y alumnas también nos enseñan y es por eso por lo que somos unos privilegiados”, apunta Mendaza, una idea que se plasma en este recorrido, en una mirada atrás “sin tristezas sino con orgullo”, añade Arrosagaray.

Se presenta así un reflejo de la labor desarrollada junto a centenares de estudiantes, más allá de que en la muestra aparezcan las piezas de unos 50 de ellos. Todo ello llevado a cabo desde dos principios básicos, la colaboración y la confianza. Lo primero, por la necesidad de la relación entre los alumnos y de ellos con los profesores, pero también de cara a los centros y festivales antes mencionados y con los que han trabajado, algunos de los cuales ya no existen a causa de la crisis y de decisiones, en muchos casos, alejados de los criterios culturales. Lo segundo porque “le hemos pedido a mucha gente que se tire del piso 16 sin saber si abajo había agua en la piscina y sin embargo, todos han aceptado el reto sin casi preguntar”.

Además, recuerdan los tres, ésta es una labor, como la expositiva que Artes y Oficios desarrolla en su propia sede, realizada en la mayoría de los casos con presupuesto cero. De sus bolsillos han salido muchas veces recursos. De sus horas de vida más allá de la escuela, han aparecido momentos para la realización de las obras, para el montaje y desmontaje de muestras, para la difusión... Trabajo que ahora parece que algunos no quieren o no saben valorar.

No en vano, esta exposición llega días después de la presentación del Plan de Viabilidad que dos técnicos económicos del Ayuntamiento de Vitoria y de la Diputación han realizado para, en teoría, garantizar el futuro de Artes y Oficios, un informe de cuyo contenido el profesorado se enteró después que la prensa.

“Estamos dispuestos a que nos pregunten cuando quieran. Tenemos ganas de aportar nuestras ideas. Pero claro, antes nos tienen que preguntar y eso todavía no ha pasado”, describe Zulueta. “Esto, con todos mis respetos hacia quien los hace, no es una fábrica de tornillos”, recuerda Arrosagaray, molesto con quienes afirman “que la sociedad no nos conoce”, unas declaraciones realizadas “desde el puro desconocimiento de lo que hacemos”.

Sin quitarle importancia a la necesidad de los recursos económicos y a su buena gestión, rechazan la visión “mercantilista” que traslada un plan que en ningún momento hace ni una sola referencia a nada parecido a un plan formativo o cultural sino que se limita a hablar de estrategias de mercado en busca de clientes. “No puedo considerar así a mis alumnos. Ya sé que pagan una matrícula, pero...”, dice Zulueta.

No entienden la exposición que ahora se abre en Montehermoso como una reivindicación de nada ante la situación actual, sino como una demostración más del hacer y de la necesidad que Gasteiz tiene de que sus sectores creativos trabajen en red. Ahí, en lo que de verdad importa, 14 de 240 presenta una propuesta “para degustar poco a poco, en varias visitas”.