Donostia - A finales de mayo, el Patronato de Musikene nombró a Miren Iñarga directora académica. Sustituyó en el cargo a Patri Goialde, que desde 2011 encabezaba la gestora nacida tras la crisis que sacudió el Centro Superior de Música del País Vasco durante el polémico mandato de Carmen Rodríguez Suso. En los últimos cursos la normalidad parece instalada en un conservatorio que en el verano de 2015 prevé trasladarse del viejo Palacio Miramar a la nueva sede de Ibaeta. La mudanza será dirigida por esta acordeonista irundarra residente en Hondarribia que llegó a Musikene en 2004. Primero fue profesora de las asignaturas didácticas de acordeón, después responsable del departamento de teclado y, por último, directora de planificación docente con el equipo de Goialde, a quien agradece el trabajo realizado para “normalizar” la situación “desde el punto de vista del alumnado, el profesorado y la gestión del centro”.

¿Aquella crisis fue útil para algo?

-Probablemente para fortalecer lazos internos entre el profesorado y el alumnado, y para conseguir un compromiso aún mayor con la filosofía del centro, que debía mantener el estatus que había tenido hasta entonces

¿Y en el plano económico? ¿No sirvió para eliminar contratos dudosos y cierta tendencia al derroche?

-Sí, toda la situación de contratos irregulares y mercantiles se recondujo y hoy está totalmente normalizada.

¿Cómo están sido los primeros meses de su mandato?

-Estoy muy atareada pero ilusionada. Lo vivo como una evolución de los años anteriores, sobre todo porque se mantiene el mismo equipo y eso ayuda a la estabilidad del centro.

¿La suya será entonces una dirección continuista?

-Sí. Cada director tiene su visión personal pero ahora toca aportar estabilidad y continuar la labor que se estaba haciendo.

¿Qué impronta le gustaría marcar?

-Me gustaría continuar cultivando la imagen que Musikene está dando en los últimos tiempos y seguir potenciando que nuestros alumnos puedan tocar en diferentes escenarios. Además, nos hemos reunido con los centros de grados anteriores -escuelas de música, conservatorios elementales y profesionales- para hacer más fructíferos los lazos que ya nos unían. Queremos prestar atención a las etapas previas a los estudios superiores, entendiendo la enseñanza musical del país como un todo global. Debemos intercambiar ideas, organizar conciertos, audiciones, charlas, visitas... No sería lógico que Musikene permaneciera como una isla al margen de lo que sucede en los grados anteriores.

El presupuesto de Musikene para 2015, 8,2 millones de euros, es ligeramente inferior al de este año...

-Pero la calidad de la enseñanza no se ve afectada gracias al trabajo diario de los profesores. Tener menos dinero, en cambio, nos impide acometer tareas de organización, actividades formativas complementarias o renovar el parque instrumental.

En los tiempos de bonanza, las cuentas ascendían a 11,5 millones. ¿En qué se iba todo ese dinero?

-Principalmente en el número de alumnos, que era mucho mayor -en el presente curso hay 318 cuando en 2009, por ejemplo, había 379-. Con más presupuesto podríamos ampliar el alumnado y cubrir cierta demanda en algunas especialidades.

¿Muchos aspirantes se quedan fuera por falta de plazas?

-Todos los años. Quienes no superan las pruebas de acceso lo intentan en otros conservatorios o tratan de ingresar en Musikene más tarde...

Las pruebas son muy exigentes...

-Lógicamente, cuanto mayor calidad traigan los alumnos, mejor será su desarrollo en el centro. Son cuatro años de carrera y, como mucho, se pueden cursar en cinco. Los alumnos seleccionados deben tener habilidades no solo musicales, sino también de planificación, estudio y sacrificio.

¿Cuántos abandonan los estudios?

-La tasa de abandono en Musikene es muy baja, ronda el 6%, lo cual equivale a una media de tres o cuatro estudiantes al año. El trabajo de la música es muy vocacional, y aunque requiere muchas horas de estudio y sacrificio personal al margen del trabajo en el centro, los alumnos suelen estar muy motivados.

¿Y el sacrificio económico? ¿Es muy caro estudiar en Musikene?

-La matrícula ronda los 1.500 o 1.600 euros al año. No es más cara que la de otras carreras porque se calcula en función del precio oficial de los créditos. Otra cosa son los alquileres y Donostia, que es una ciudad cara...

Los estudiantes de Euskadi y Navarra solo representan un tercio del alumnado, una cifra que debe incrementarse, a juicio la consejera de Educación, Cristina Uriarte.

-Creo que el mencionado acercamiento a los conservatorios de grados previos puede servir para que los alumnos más jóvenes se planteen la música como una salida profesional e intenten entrar en Musikene.

Uriarte también dijo que la nueva sede permitirá al centro estar “más cerca de la sociedad”. ¿No lo estaba?

-En los últimos años se ha intensificado mucho la presencia de alumnos de Musikene en la sociedad vasca. Además de las audiciones que hacemos en el propio centro, participan en numerosos festivales y tocan en gran cantidad de localidades. En marzo Musikene Sinfonietta actuará en los teatros del Canal de Madrid, la orquesta ha estado en Errenteria e Intxaurrondo, en la Quincena Musical, el Jazzaldia, en los conciertos de abono de la OSE y la BOS... Y no cabe duda de que cuando tengamos la sede podremos organizar más actuaciones y proyectos específicos. Es lo que necesitan los alumnos para acceder al mundo laboral profesional.

También es necesario seguir siendo un referente en el exterior...

-Cuando salen de aquí, los propios alumnos y profesores de Musikene son quienes difunden el buen nombre del centro por su calidad, por cómo tocan o cómo imparten másters en el extranjero. Y cuando vienen profesores invitados a dirigir a agrupaciones de Musikene, todo suelen ser felicitaciones y buenas palabras, algo que nos llena de orgullo... Igual que ver que muchos de nuestros exalumnos se han profesionalizado en las principales orquestas españolas y europeas: Berlín, Milán, Londres, Viena, Fráncfort, Hamburgo, Stuttgart...

¿Y hay margen para mejorar y seguir avanzando en la excelencia?

-La palabra excelencia a veces es un poco comprometida. Lo que hay que hacer es aspirar a la mejor calidad posible en todos los procesos... No solo en la enseñanza, que se presupone, sino también en la acogida a los alumnos, en las relaciones institucionales, los convenios con otros centros... La excelencia viene determinada por muchos factores. Como decía antes, también queremos incrementar el número de conciertos, abrirnos a sectores que hasta ahora no habíamos podido atender, implantar estudios de posgrado... Con trabajo y ahínco esperemos ir lográndolo.