Vitoria - La trigésimo novena edición del Festival Internacional de Teatro de Gasteiz cierra hoy su primer mes de andadura con un espectáculo que, en realidad, estaba previsto para principios de noviembre. Hubo cambio de planes, avisado con tiempo, y La venus de las pieles desembarca esta noche en un Principal que todavía no está al completo al 100% pero poco le falta. De hecho, los últimos rezagados ya pueden darse prisa (sólo quedan butacas en el anfiteatro segundo a diez euros cada una).

Frente al respetable, dos intérpretes que necesitan de pocas presentaciones, sobre todo porque el cine y la televisión se han encargado de que sus rostros sean muy populares. Ya sabe lo que es estar sobre las tablas Diego Martín, cuya última visita al escenario de la calle San Prudencio se produjo en febrero del año pasado dentro del reparto de Los hijos se han dormido (por cierto, también con el cartel de completo casi colgado). Se estrena, eso sí, Clara Lago, que hasta ahora no se había visto en una de estas en la capital alavesa, aunque ya sabe lo que es andar entre bambalinas con Shopping & Fucking.

Ambos, sin más aditamentos, se han puesto en manos de David Serrano, director y guionista que también sabe de sobra cómo moverse en los tres campos interpretativos, para dar forma y fondo a un texto que en sólo unos años se ha estrenado en teatros de medio mundo además de llevarse al cine en varias ocasiones a lo largo de las últimas décadas.

En el origen está Leopold von Sacher-Masoch y su historia homónima, un relato de carácter autobiográfico en teoría dedicado al amor donde la dominación y el masoquismo cobran el protagonismo. De ahí, el siguiente paso está en David Ives, que hizo la versión teatral, un montaje que se estrenó en Estados Unidos en 2010 y que, desde entonces, no ha hecho más que reproducirse por distintos países y obtener premios.

Es el texto del autor de Chicago el que Lago y Martín dan vida esta noche en la capital alavesa. Él es un joven dramaturgo con ínfulas de llegar lejos que está buscando a la actriz ideal para protagonizar su primer montaje, aunque todas con las que se encuentran son un fracaso a sus ojos. Ella es la intérprete que él ni espera ni quiere en principio, puesto que su forma de ser es lo contrario a lo que busca, aunque cuando le hace una prueba, ella se transforma justo en lo que el autor estaba deseando. Y a partir de ahí entra en escena el juego de poder entre ambos, de seducción, de dominación y de espejos, donde la realidad y la ficción se entremezclan, dando lugar a una batalla donde los roles de director, actriz, dominador y dominante todavía están por decidir, donde en definitiva nada es lo que parece, aunque eso ya es cuestión a analizar por parte del público.