Una sombra masculina tocada por un sombrero contra la que se lucha sin resultado. Una escalera que se consigue subir pese a las dificultades para llegar a un final vetado. Una cara infantil desenfocada dominada por unas manos adultas... Imágenes, fijas o en movimiento, que hablan de la violencia contra las mujeres, del control sobre ellas, de la pederastia, del miedo, en definitiva de la vida, de situaciones que no conocen fronteras ni entre países ni entre continentes. Dureza, en ocasiones incluso ironía y, también, algo de esperanza. Y sobre todo, discursos reconocibles a partir de los que cualquiera pueda hacer sus reflexiones. Así llega Teresa Serrano a Artium para protagonizar la primera exposición de este nuevo año en el museo de arte contemporáneo.
A pesar de que enero ha sido un mes de actividad en el centro, se podría decir que hoy se abre el nuevo curso entre sus paredes. Lo hace de la mano de la veterana creadora mexicana, aunque su vida transcurre también en Nueva York, quien presenta la muestra Albur de amor hasta el próximo 23 de marzo. "Nos interesan los artistas que no son neutrales, que corren riesgos", recuerda el director de Artium, Daniel Castillejo, y en esa idea Serrano encaja a la perfección.
Fotografía y vídeo sirven para plantear un recorrido artístico y vital que aunque dividido en diferentes áreas temáticas responde, en realidad, a una misma inquietud: la mujer y su relación tanto con ella misma como con el mundo. La exposición es resultado de la producción conjunta del espacio alavés con el Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) de Gran Canaria y Tenerife Espacio de las Artes (TEA) y se encuentra comisariada por Margarita Aizpuru, quien acompañará esta tarde, a las 18.30 horas, a Serrano en la conferencia gratuita que se ofrecerá al público como acto previo a la inauguración.
"Quiero que lo que hago, el arte que creo sea menos explícito y más poético", describe la autora, quien, sin querer escapar a sus propios juicios, propone al visitante piezas "donde no critico sino expongo lo que observo". Y esa mirada se traduce, como dice Castillejo, "en un ejercicio donde el arte es el campo de batalla para proponer temas como las perspectivas y discursos de género desde ópticas feministas".
A la vista A pesar de que Serrano entiende que las piezas se pueden afrontar de manera aleatoria, se siente identificada con el sentido que Aizpuru plantea en el recorrido por la exposición que se propone al visitante, un camino físico e intelectual en el que se van entrelazando partes temáticas de un todo creativo.
Así se configura una senda donde la primera parada se produce en torno a la violencia de género, la tensión y la agresividad, donde se incluyen como La Piñata, una vídeo-performance sobre las mujeres muertas y desaparecidas de la ciudad de Juárez (México), a la que acompañan una serie de fotografías de los lugares donde vivían la mayoría de las asesinadas. "La verdad -confiesa Serrano- es que la violencia me ha rebasado, ya no quiero hacer más vídeos sobre ella porque me da la sensación de que hoy estamos como en una Edad Media pero tecnológica". Y eso que el ser humano se supone que evoluciona.
Fluye la mirada también al apartado en el que se visualiza el control y la posesión del otro, donde se exhiben varias obras audiovisuales, como Mía (1998-99), dividida en cuatro partes, con la que aborda el problema del acoso sexual y el sentido de posesión machista. A estos vídeos hay que añadirles tres fotografías que evocan la pederastia, sin dejarse las creaciones referidas a las obsesiones y miedos propios.
Con el epígrafe Aislamiento versus comunicación se agrupan vídeos como Restraint (2006), en el que la propia artista aprieta un timbre de mesa, que no puede dejar de accionar, a pesar de que el chillón sonido de su llamada le resulta insoportable. Por otro lado, y bajo el titulo de Prototipos femeninos corporales e identitarios deconstruidos y paródicos, la muestra incluye la pieza audiovisual WW (2006), una historia sobre una Wonder Woman, madura y vulnerable. En paralelo también se alude a las discriminaciones que aún siguen sufriendo las mujeres en el ámbito laboral.
Por último, el recorrido se cierra con Nuevos caminos: cambios, deconstrucciones y reconstrucciones, donde aparece, entre otros, Untitled (2006), un relato visual de la solidaridad y la necesidad de deconstruir lo aprendido y volverlo a construir desde nuevas ópticas.
El camino De todas formas, será cada cual quien mire y reflexione, igual que Serrano, nacida en México D.F. en 1936, ha realizado a lo largo de su vida para construir su ser artístico. "Soy una persona que trabaja por observación", apunta.
De hecho, no fue a la escuela, se casó siendo muy joven, tuvo seis hijos y aunque desde niña tuvo un contacto directo y práctico con el mundo del cine, "empecé a trabajar en el arte muy tarde". La pintura, la escultura y después el audiovisual se fueron sucediendo en su práctica, siempre en continuo aprendizaje a través de lecturas, encuentros con creadores... curiosidad intelectual y vital. Y desde ahí, la creación ya sirva para ella el formato de los culebrones televisivos o el vestir diario de las mujeres que junto a ella habitan una de sus dos ciudades, Nueva York.
Toda esa experiencia pasada y presente se vuelca en una exposición en la que incluso el título ofrece diferentes sentidos. Albur de azar pero también de juego de palabras. Porque a veces la felicidad y la tortura son parte de la misma moneda.