DICEN que los caminos del Señor son inescrutables. Pues los de los gustos de las audiencias televisivas, ídem de ídem, y si no que se lo pregunten a los responsables de Atresmedia que acaban de consumar un pelotazo con el cierre triunfal de El tiempo entre costuras. La producción de Boomerang con 4.844.000 televidentes supone 25,3 de cuota de pantalla y mantiene a la cadena de Lara en plena carrera de éxitos frente a la flácida y desnortada Tele 5, que cualquier día pone en la calle al todopoderoso Paolo Vasile. Los ejecutivos de la cadena de éxito se preguntan una y otra vez por las claves del triunfo, que ni de lejos pensaban o soñaban que podía convertirse en rutilante producto de temporada. Cierto que la novela y excelente adaptación de María Dueñas era primorosa materia para convertir la serie en noches de altas audiencias, gracias al poderoso elenco de actores, encabezados por Adriana Ugarte y Peter Vives en un desfile de protagonistas de un pasaje poco conocido de la historia contemporánea española. Y también hay que destacar decorados, vestidos, mobiliario, automóviles y tono sofisticado recreando los ambientes de época. El tiempo entre costuras ha sentado sus reales en la historia de las hispanas series, a pesar de su factura lenta y premiosa con secuencias largas, larguísimas, que permitían recrearse en los múltiples elementos fotografiados con espíritu viscontiniano de Iñaki Mercero, que ha mimado la dirección, jugando con el tiempo retardo de una historia que enganchó en su arranque, hace once semanas y que el pasado lunes remató en lo más alto. Retrato de una época difícil y agitada internacionalmente en una narración de espías buenos y malos. Conjunción de elementos para una producción que ha tenido que esperar su momento dulce y lo ha conseguido. ¡Espabila Vasile, que te espera el paro helador como no reacciones ya, que la competencia te sacude una tras otra!