santillana del mar. La cueva de Altamira, en Santillana del Mar (Cantabria), volverá a recibir visitantes de forma experimental tras doce años desde su cierre, para analizar el impacto de la presencia humana antes de decidir de forma definitiva sobre la reapertura, según se anunció ayer en el Patronato. Estas visitas se harán, durante 37 minutos, con cinco personas más el guía cada semana, para dar continuidad a los estudios que se están realizando sobre el estado de la cueva desde septiembre de 2012.
Las visitas experimentales comenzarán "en breve", este mismo mes de enero, aunque no se concretó fecha, y continuarán hasta agosto. Se calculó que, en ese tiempo, puedan entrar en la cueva unas 190 personas. El sistema para seleccionar a quienes accedan a ella será con un sorteo, al que podrán apuntarse las personas que estén interesadas y que ese día visiten el Museo de Altamira. Una hora antes de la entrada a la cueva se extraerán de modo aleatorio cinco formularios, rellenados con los datos personales de los visitantes, de una urna, y así se decidirán los elegidos, que tendrán que vestir monos desechables, gorro, guantes, mascarillas y calzado especial, y seguir una serie de protocolos. Hay que tener en cuenta que las visitas experimentales podrán ser suspendidas y se podrán introducir cambios en su formato, de acuerdo con el criterio y las necesidades científicas.
El Patronato se reunió ayer en el Museo de Altamira, situado junto a la cueva, y, además de adoptar este acuerdo, sus miembros conocieron los últimos resultados del programa científico. El presidente del Patronato, el jefe del Gobierno cántabro, Ignacio Diego, dijo que esos estudios están aportando unos "valiosísimos datos", que "permiten tener tranquilidad" en cuanto al estado de conservación de Altamira. Asimismo, insistió en que las visitas experimentales no suponen una apertura o reapertura de la cueva, sino la continuidad de la fase de estudio y recalcó que la entrada restringida de personas a Altamira será "útil" para "afinar" los resultados de ese trabajo científico, que va a continuar con presupuesto más allá de agosto de este año. En estas visitas se controlará, dentro de la cavidad, la temperatura del aire y de la roca, y otros aspectos, como la humedad relativa, la contaminación microbiológica, las aguas de infiltración, el radón y el CO2.