Mientras miles de personas llenaban la Azoka de Durango, ella estaba al otro lado del Atlántico. Las letras vascas contaban un año más con un embajador en México tomando parte, de la mano del Instituto Etxepare, en una nueva edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, el encuentro, junto con la Feria del Libro de Frankfurt, más importante del sector en el ámbito mundial. Un viaje de ida y vuelta que ha tenido pocos huecos libres, que también ha pasado por la capital del país americano y que ha dejado un muy buen sabor de boca en la escritora y periodista gasteiztarra.

El día 4 tocó coger el avión para iniciar el viaje. El 11 llegó el momento de deshacer el camino. Entre medio, un sin fin de encuentros con los lectores, escritores, editores, periodistas, profesores universitarios... "Ha sido intenso. Terminaba un acto y ya estaba preguntando: ¿y ahora, qué toca?", ríe la autora, aunque reconocen que también hubo algo de tiempo para descansar y hacer algo de turismo ("de por medio pillamos un fin de semana y pudimos salir un poco").

Jaio puede decir que ha estado en las dos ferias internacionales más importantes que se celebran hoy en día. A Frankfurt acudió hace ya unos años cuando Amaren eskuak se tradujo al alemán y fue invitada a presentarla. Guadalajara ha sido la primera parada de su viaje a México. "Comparándolas, para mí son muy diferentes. La de Frankfurt es más profesional, está más enfocada a los negocios de editores, empresas... y aunque en Guadalajara también pasa, ésta tiene un mayor componente cultural, hay más actividades, más presencia de escritores y lectores. Es muy viva".

Hablar de una misma pero también hacerlo como excusa para mostrar qué pasa hoy en día en la literatura de Euskal Herria, un doble objetivo que en el caso de la autora alavesa ha tenido un tercer apartado, conversar sobre la literatura realizada por mujeres. "Les costó entender que estamos hablando de la literatura en euskera como una literatura que se dirige a un millón de hablantes cuando ya sólo en México D.F. viven millones de personas. Aún así, en la feria de Guadalajara no nos trataron como representantes de una lengua minoritaria sino al mismo nivel que el resto y eso me sorprendió".

También le llamó la atención que tuvo que firmar no pocos autógrafos. "Hay una actividad, Los lectores presentan, en la que a una serie de lectores, gente de la calle, le dan a elegir varios libros de los escritores que acuden a la feria y son ellos los que hacen la presentación de tu obra. Algo parecido también se hizo en México, en una de las universidades en las que estuvimos. Y la verdad es que raro porque estás allí escuchando a un hombre mexicano hablando de cosas concretas de tu novela. Ves que te conocen, que te han leído y es una gran sorpresa".

Tampoco han faltado entrevistas con radios, televisiones, prensa diaria y publicaciones especializadas. "Yo decía: no me hacen tanto caso ni allí" ríe. "La pena fue no tener suficientes libros, sobre todo en Guadalajara. Vino mucha gente después de las conferencias que quería comprar libros y no teníamos porque los que se llevan tienen más una función de mostrar que otra cosa".

Claro que no todo fue lo propio. Ni mucho menos. Jaio aprovecho para asistir a otras charlas de colegas de diferentes países y también a intercambiar ejemplares con otros autores, como hizo con la escritora peruana Claudia Salazar. "La verdad es que he podido hacer conexiones interesantes", apunta.