vitoria. Las 26 voces mixtas de la Coral Ahots Argiak no sólo cantan por entusiasmo musical. También lo hacen empujadas por la necesidad de sacar del silencio empresas justas. Por eso, por segundo año consecutivo, entonarán el mes de octubre con Un concierto, una causa. Los intérpretes del grupo regalarán armonías y el colectivo que les acompañe en la cita descubrirá a los espectadores el trabajo solidario que desarrolla. Dos serán los encuentros en esta ocasión. El día 5 en el convento de San Antonio con la Asociación Down Araba Isabel Orbe, y el día 26 en la iglesia de San Vicente con las mujeres que luchan contra el cáncer de mama y ginecológico. Grandes oportunidades para abrir los oídos a duras vivencias.

Ahots Argiak decidió embarcarse en este proyecto tras un viaje muy especial a Italia. En 2011, la asociación que promueve la donación de la médula ósea y la investigación por la leucemia en aquel país invitó a la coral a poner sonido a su tradicional semana de actividades de finales de abril. A la vuelta, el grupo supo que aquella anécdota debía convertirse en un deber anual con los colectivos de enfermos de Vitoria que trabajan desde pequeños rincones por grandes fines. Se decantó por octubre, al ser un mes con escasez de eventos. Y buscó escenario en los templos religiosos de la ciudad, para aprovechar su excelente calidad acústica. Nacía así Un concierto, una causa, proyecto que el pasado año permitió dar voz a cuatro iniciativas magníficas.

La primera edición subió al estrado a la Asociación de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ADELA), la Asociación Alavesa de Epilepsia (AAE), a la Asociación de familiares de personas con Alzheimer y otras demencias de Álava (AFADES) y la Asociación de Daño Cerebral Adquirido (ATECE). Las cuatro disfrutaron de la oportunidad de presentar a todos los asistentes la constante y sacrificada labor que realizan en favor de los enfermos y sus parientes. Testimonios que desataron grandes emociones por el coraje, el espíritu de lucha y la bondad demostrados. Es lo que Ahots Argiak quiere, que esas causas no siempre conocidas toquen la fibra de los espectadores para que puedan recabar nuevos apoyos y cuenten con más manos tendidas que agarrar en su difícil camino.

La Asociación Down Araba Isabel Orbe sabe bien cómo un esfuerzo grande y constante permite avanzar con pequeños pero firmes pasos. Componen el colectivo setenta ciudadanos con esta enfermedad, quienes junto a sus familias, socios colaboradores, profesionales y voluntarios forman una masa social de cerca de 300 personas. Su objetivo es contribuir a la mejora de la calidad de vida de quienes sufren síndrome de Down y hacer posible que alcancen las más altas cotas posibles de autonomía e independencia en sus vidas. De esa labor diaria, de vivencias familiares y de la capacidad de superación de sus integrantes se hablará el sábado 5 de octubre a partir de las ocho y cuarto de la tarde en el convento de San Antonio, ubicado en el número 7 de General Mola.

El último sábado de ese mes, el día 26, será el turno de la Asociación alavesa de Mujeres con Cáncer de Mama y Ginecológico. La céntrica iglesia de San Vicente, una de las cuatro torres de Vitoria, acogerá el concierto y la intervención de estas luchadoras a partir de las nueve menos cuarto de la noche. El colectivo fue fundado en 1990 por unas cuantas afectadas con el objetivo de prestarse ayuda entre ellas y a otras personas que estuvieran atravesando la misma situación. Para estar unidas en la adversidad y hacerse más fuertes. Desde entonces, pasados ya 23 años, el colectivo sigue ofreciendo ese apoyo incondicional. Una labor constante que complementa con talleres y conferencias impartidos por profesionales dedicados específicamente a esa enfermedad para mantener a las mujeres concienciadas e informadas.

Para Ahots Argiak, cada causa es aliento para cantar. Por eso, mientras la coral exista, esas veintiséis voces seguirán aprovechando su talento para sacar a la luz el trabajo de las asociaciones de enfermos ante sus espectadores. Más aún, tras constatar la gran respuesta de los gasteiztarras en la primera edición. Cientos de personas disfrutaron de las interpretaciones de polifonía clásica, música vasca, obras contemporáneas y bandas sonoras de la escolanía gasteiztarra, a la vez que descubrieron la labor vital de cuatro colectivos. De ahí que, por segundo año, continúe el apoyo de la Obra Social de Kutxabank y de pequeños comerciantes de la ciudad de Vitoria a la iniciativa. La música hace la fuerza.