Vitoria. Un poco de poción por aquí, unas palabras arcanas por allá, mucha ilusión, malabarismos, humor... El resultado no pudo ser otra cosa que una velada para enmarcar. La Gala Internacional de Magia de Escena volvió a convertir el Teatro Principal de la capital alavesa en una excusa para asombrarse y en un deleite para los sentidos. El espectáculo no defraudó a nadie como uno de los actos principales de la presente edición de Magialdia, el festival que arrebata sonrisas y fuerza creyentes con sus propuestas ideadas a base de varitas mágicas en las chisteras de los mejores magos internacionales.

El inglés Matt Hennem, los franceses Jean Philippe Loupie y Phill Keller, el coreano Lukas Lee, el holandés Dion y el ucraniano Vlad Kryogonov y su pareja Olga rivalizaron en ingenio ante unas plateas repletas y habitadas por crédulos ávidos de sorpresas y de giros inesperados. Las bocas abiertas y los susurros previos a los quejidos de incredulidad mostraron el camino de una sesión de ésas que tardan mucho en borrarse de la memoria si es que antes no intermedia un conjuro mágico, que todo es factible en el mundo de las ilusiones, de las trampas y de las carambolas imposibles.

Niños y adultos degustaron los malabares hipnóticos de Matt Hennem, que fue capaz de dar vida a una bola de cristal con una combinación única de números basados en la manipulación de objetos, magia y danza. No fue el único que forzó situaciones inverosímiles. Loupie arrancó tantas sonrisas como premios atesora en su dilatada carrera, en la que luce con luz propia el reconocimiento internacional en el Congreso Mundial de Magia de Blackpool 2012. Por su parte, el mago llegado del este y su pareja en escena, Olga, hicieron con los pies lo que otros ni siquiera sueñan hacer con las manos. Y eso mientras Dion combinaba sabiamente magia, teatro y danza con una puesta en escena en la que su espectáculo Tango demostró por qué ha sido merecedor del primer premio del Campeonato Europeo de Magia en Blackpool en 2011.

Para cuando Phill Keller tomó el testigo, el público ya se había rendido. El galo, especializado en la magia más espectacular y en las grandes ilusiones logró lo que pretendía: un espectáculo verdaderamente impactante, tanto, al menos, como el que logró Lee, especializado en la manipulación. Todo ello lució como sólo lo hacen las estrellas en la oscuridad. Mucho tuvo que ver la labor del cicerone de la gala, el sin par Karim.

No fue la única propuesta mágica de la penúltima jornada de Magialdia. De hecho, por la mañana, el espectáculo y la solidaridad se dieron la mano en una gala que quiso ensalzar la labor de Afades en el día internacional de la lucha contra el Alzheimer. La gala, especialmente ideada para la familia, tuvo lugar en el centro comercial Dendaraba. Allí Christian Miró obró el milagro de la sonrisa con propios y extraños.

Magia de cerca Para hoy, la Gala Internacional de Magia de Cerca pondrá nuevos hitos en un programa que desgranará sus últimos momentos antes de llegar a la Gala de Clausura, que tendrá lugar a las 20.30 horas. Para entonces, a lo mejor, algún truco ha logrado parar el tiempo para que el Festival Internacional de Magia no tenga que esperar un año para regresar.