DONOSTIA. "Futbolín es una película de fútbol como Casablanca es de guerra". El argentino Juan José Campanella, que negó ser "una persona futbolera", se refirió así a su primera incursión en el cine de animación. La película en 3D que ayer inauguró el Zinemaldia fuera de concurso está protagonizada por las figuritas de un futbolín que cobran vida, pero el director utiliza el deporte rey como ese "gran contenedor" que le permite acercarse a "otro tipo de pasiones de la vida", como el afán de superación, la amistad o el amor. "No hay referencias al fútbol real" salvo por el personaje del manager y el de El Crack, a quien la gente "malpensada" -bromeó- ha llegado a comparar con el astro Cristiano Ronaldo.
Preguntado por si se ha sentido menos autor al dirigir una película familiar de dibujos animados, Campanella respondió que en Futbolín no controló tanto los aspectos técnicos, pero tuvo que tomar "millones" de decisiones más que cuando rueda en imagen real. "Para decirlo claramente, la cara de (Ricardo) Darín ya viene con Darín, pero aquí tuve que elegir el color de los ojos de los actores, la forma de la cara, su manera de moverse, la combinación de voces y cuerpos..." También confesó haber estado "muy obsesionado" por lograr un resultado técnico satisfactorio; tanto se preocupó que su equipo le hizo ver, "cuadro a cuadro", imágenes de algún título de Pixar "para ver la cantidad de cosas que se les pasan también a ellos".
Y eso que la diferencia en lo que a presupuesto se refiere es abismal. "Nosotros hemos hecho Futbolín con lo que Pixar invierte en el catering de sus películas", bromeó uno de los productores de este filme que ha costado 21 millones de dólares. "Una de Dreamworks cuesta 180 millones y una de Pixar 200", apuntó Campanella, que recordó que en su estreno en Argentina, único país donde se ha visto hasta el momento, Metegol -así se ha titulado allí- arrasó frente a esas grandes productoras estadounidenses. "Podemos competir con Hollywood con mayor libertad creativa y artística, mejores historias y menos testeos y análisis de mercados", opinaron.
La fórmula empleada consiste en dar profundidad a los personajes y "lograr realismo" en las interpretaciones. "Cuando se habla de actuación en animación siempre se usa como referente otro cine de animación. Nosotros, en cambio, nos filmamos actuando y fuimos a fuentes del cine real", explicó el director de El hijo de la novia o El secreto de sus ojos. Así, los cinéfilos podrán descubrir referencias explícitas a 2001. Una odisea del espacio o Apocalypse now, así como alusiones no tan obvias al Otelo de Orson Welles, las películas de Capra o las miradas de Ingrid Bergman en Casablanca: "Fue interesante decodificar qué músculo de la cara mueve esta gente que parece que no mueve ninguno porque la animación es como ser un titiritero: se trata de lograr realismo y hemos conseguido momentos en los que olvidas estar viendo un largometraje de animación".
Además, el realizador se mostró encantado con el "descubrimiento" del 3D y consideró que, si bien "no es una revolución como lo fue el sonido, que cambió la manera de filmar", sí será un sistema que no tardará en estandarizarse como sucedió con el color: "Se generalizará y cuando alguien elija el 2D lo hará por motivos estéticos, como cuando alguien decide hoy rodar en blanco y negro".
POLÉMICO DOBLAJE Futbolín es una coproducción hispano-argentina que en el Estado se estrenará en salas comerciales el 20 de diciembre con voces españolas como las de Michelle Jenner o Arturo Valls, presente en la rueda de prensa. Con ese doblaje se proyectó ayer también en el Kursaal, lo cual cogió de sorpresa a parte del público que esperaba que los personajes se expresaran en el español que se habla en Argentina. "No es un doblaje al español castizo. La cinta es una coproducción entre España y Argentina y las dos versiones se concibieron como originales", se apresuró a aclarar Campanella, que ha participado activamente en la versión española.
También justificó su opción en la necesidad de hacer más comprensible la acción al público infantil, principal destinatario de la misma. "Si escuchan al cordobés de Futbolín en la versión argentina le entenderían tan poco como nosotros a un español de Cádiz", afirmó: "La idea es que en España la película tenga mayor impacto y la puedan entender todos".
Los productores confirmaron que la película ha sido adquirida ya por países tan diversos como Corea, México, Brasil, Polonia, Rusia o Turquía. Campanella, además, no descarta una segunda parte, solo si tiene razón de ser: "Estamos pensándola sin ningún tipo de apuro".