MADRID. Con el material de sus propias experiencias y de las historias de otros, la autora trata de dar las claves para identificar lo que denomina una "relación tóxica" y anima a quienes la sufren a seguir "su instinto" y alejarse de "convenciones sociales".
"La relación con mi exmarido no era tóxica porque él fuera violento ni maltratador ni nada por el estilo, sino porque nos juntamos dos personas muy dependientes y muy inseguras. Yo era como el eslabón mas débil y caí muy pronto", asegura la escritora en una entrevista con Efe.
Lucía Etxebarria, que acaba de tener una participación polémica en el programa de TV "Campamento de verano", comenta que allí descubrió relaciones que le darían para una novela "perfecta", y que "probablemente" escriba.
"En el 'reality' empecé muy pronto a tener dudas, desde el principio me quería ir, pero constantemente me decían que no lo hiciese. Me fui a los ocho días, eso no se recuerda, y renuncié a galas, polígrafos, 'interviews', renuncié porque había escrito este libro y sabía por donde iba la cosa", defiende Etxebarria.
Llama, a través de las redes sociales, a todos aquellos que le insultan a que acudan a los actos de presentación de este ensayo que viene acompañado de las polémicas en las que está inmersa su autora.
Un libro que le sirve para explicar buena parte de su comportamiento en el programa y precisamente dice que en él, se "recompensa" a las personalidades con "un trastorno narcisistas de la personalidad" que son las que desempeñan el rol de dominador en las relaciones tóxicas.
"Cada época tiene su psicopatía personal, cada sociedad tiene su trastorno. En los 80 la anorexia, los 70 la neurosis, y en los 90 y ahora los trastornos narcisistas de la personalidad, que incluye muchos subtipos de trastornos alimentarios", argumenta.
Etxebarria asegura que cada día se dan más relaciones tóxicas y explica que esto se debe a la sociedad de consumo, que busca crear personas inseguras. Una realidad que tacha de "esquizofrénica", ya que "se reconoce que la anorexia es una enfermedad y luego se promueven modelos de belleza anoréxicos".
"Si estás seguro con tu físico no te metes en el gimnasio, no gastas en productos 'bios', ni quieres cambiar de ropa cada temporada", mantiene.
En "Tu corazón no está bien de la cabeza", la escritora evita poner etiquetas de víctima y verdugo, recalca que la línea que dictamina qué es el maltrato psicológico no es muy clara y precisa que la toxicidad no solo surge en relaciones heterosexuales sino que también "hay gays, lesbianas y hombres maltratados".
"Un gay parece que no puede ir a denunciar porque se ríen en su cara, tampoco una lesbiana porque parece que las mujeres no podemos agredir. El hombre maltratado no lo reconoce ante sí mismo ante el miedo a que lo llamen calzonazos", asegura.
Se muestra intransigente Etxebarria hacia la violencia doméstica y la extiende a otras áreas. "Violencia de género se le puede llamar a un país que permite la ablación o la discriminación laboral, y la violencia estructural no es el aborto, sino no permitirle a una mujer abortar", defiende.
Haber pertenecido a una familia intensamente católica, tener complejo de culpa, ser última de siete hermanos, padecer inseguridades y tener obsesión por agradar, son algunos de los argumentos con los que Etxebarria justifica su dependencia emocional, algo sobre lo que ha investigado para poder "ayudar" a todos aquellos que lo padecen, concluye.