Todo tiene su germen. Querencias, oficios y pasiones se engendran, normalmente, en compañía. Con una o varias intervenciones trascendentales. Como sucedió con el linaje de los Sagarduy. Un linaje de clara ascendencia rockera cuyo origen reside en el desaparecido Juan Carlos Rodríguez Conde. Conde, tío de Iker (voz), Sergio (guitarra y coros) e Igor (bajo), inoculó a sus sobrinos la pasión por la música y, de hecho, fue fundador de la banda, allá por 2003, que hoy le rinde tributo.

Pedro Fernández (batería) le había acompañado en anteriores proyectos y junto a Luis Miguel Reboredo (guitarra y coros, y el único no gasteiztarra) decidieron sacar adelante un trabajo que nace del amor por quien les guió por un senda con hechuras de pentagrama. "Sí, nuestro tío nos metió el gusanillo por la música tanto a mí como a mi hermano mayor (Sergio), como al pequeño (Igor), que entró en la banda cuando Conde falleció", relata Iker. "Había tocado en bandas como B.O. 2, Muelles Maker, Rock Dam... Queríamos hacer este disco como un tributo para él", prosigue.

El trabajo, titulado con el sobrenombre del homenajeado, Conde, deriva con soltura por diferentes estilos desde la herencia del rock vasco aunque con carácter poliglota. Buen ejemplo de ello es I don't believe in love. "Nosotros le llamamos el reggae (risas). La verdad es que a mí me apetecía mucho cantar en inglés y el resultado nos ha gustado a todos", explica Iker. Este peculiar reggae, asciende por momentos en un guiño progresivo que da buena cuenta de la apertura estilística de la banda. El rap-metal de El duende el rock frenético de Conde o los citados ritmos más cálidos de I don't believe in love plasman el sentir de la banda. "Mira, tanto yo como la mayoría de miembros de la banda, llevamos muchos años en esto. Vamos al local a disfrutar y que salga lo que salga, me refiero al estilo", confiesa. Iker es partidario de una música que nazca sin corsé alguno: "Me ha pasado que, con otros grupos con los que igual estás una temporada para echar una mano, te dicen que ese estilo no va tanto con el suyo, que lo cambies un poco... Prefiero tener más libertad en ese sentido".

Pese a ello, de manera inconsciente se adivinan influencias como la de Su Ta Gar en Hey Ama, más en concreto recuerda al Sentimenaz jarraituz, uno de los discos, también, más democráticos en el estilo de la mítica formación. Iker Sagastuy confirma estas impresiones. "Pues, no sé si inconscientemente pero es un disco (Sentimenaz jarraituz) que me gusta mucho y Suta no sólo me gusta a mí dentro del grupo, son uno de los grandes. Yo también le había comentado al guitarra (Luis Miguel Reboredo) que algunos punteos suyos me recordaban a Su Ta Gar".

Existen, no obstante, múltiples influencias que han guiado a la banda, como no, desde varios flancos. "La verdad es que, dentro del rock and roll, tenemos influencias muy variadas", confirma, "a mi hermano mayor (Sergio) le gusta un rock más añejo desde AC/DC o Queen hasta Sex Museum. El pequeño (Igor) es más de Koma, Papa Roach, que a mí me gustan mucho también... El batería (Pedro Fernández) es también de rock clásico, al otro guitarra (Luis Miguel Reboredo) le gusta el metal... A todos nos gusta mucho Foo Fighters por ejemplo", concede.

Tras la presentación del trabajo que tuvo lugar a finales de junio en Kanpezo, ahora toca descansar en verano y moverlo a partir de septiembre. En todo caso, el objetivo primero, está cumplido. "Sobre todo hemos hecho este trabajo para nuestro tío", zanja Iker, "por supuesto que, además, nos interesa tocar y darnos a conocer". Mientras, los miembros de la formación aprovecharán para continuar con proyectos varios como Anarkosis, la banda en paralelo de Iker Sagastuy. Para celebrar este quince aniversario, el grupo está pensando ofrecer "un concierto acústico y grabar esos temas (en estudio) si es posible". Para todo aquel que quiera hacerse ya con Conde, deberá acercarse hasta el "1900 o el Refugio", aunque pronto se encontrará en "locales de la Kutxi, la Pinto, etcétera... además de en algunos establecimientos de Kanpezo".