moscú. El director del teatro Bolshoi, Anatoli Iksánov, que llevaba al frente de la institución cerca de 13 años, fue despedido ayer después de una serie de escándalos que empañan el prestigio de la compañía de ballet con más reputación de Rusia.
Durante su mandato como director, Iksanov se ha visto envuelto en una serie de escándalos, acusaciones por corrupción y disputas internas, muchas de las cuales se hicieron públicas tras el ataque con ácido al director artístico, Sergei Filin. El ministro de Cultura ruso, Vladimir Medinski, afirmó ayer que la decisión del cese de Iksánov "no ha sido espontánea". "La complicada situación muestra que el teatro necesita aires renovados", dijo Medinski, quien agregó que Vladimir Urin, hasta ahora director general del teatro musical Stanislavski y Nemirovich-Danchenko de Moscú, será quien tome el relevo en el Bolshoi.
El pasado enero, el bailarín de 29 años del Ballet Bolshoi Pavel Dimitrichenko ordenó a dos hombres que atacasen con ácido a Filin, quien casi pierde la vista y tuvo quemaduras de tercer grado. Tras el ataque, Nikolai Tsiskaridze, uno de los bailarines estrella del Bolshoi, denunció haber sufrido acoso en el centro dramático. Además, por aquel entonces, el teatro anunció que no renovaría el contrato de Tsiskaridze, que llevaba más de 20 años como bailarín. Otro escándalo en el que ha estado involucrado el bailarín fueron unas declaraciones sobre la renovación que iba a sufrir el histórico teatro y que tendría un coste de cerca de 800 millones de dólares. Parecerá "un hotel turco", afirmó Tsiskaridze.