madrid. Europa debe afrontar el reto de un mercado único digital y dotarse de un marco jurídico común que garantice el equilibrio entre las partes interesadas en desarrollar iniciativas privadas innovadoras. Así lo afirmó ayer el secretario de Estado de Cultura, José María Lasalle, durante su intervención en el I Congreso Internacional organizado por el Observatorio Internacional de Propiedad Intelectual, en el que los ponentes coincidieron en exigir mecanismos de protección más exigentes.

En ese sentido, Lasalle abogó por la necesidad de llegar a acuerdos "para consensuar un pacto internacional que permita caminar juntos hacia un marco legal ambicioso, capaz de aprovechar el enorme potencial que existe". También se pretende poner a disposición de los titulares mecanismos de protección eficaces "frente a las vulneraciones de sus derechos en el entorno digital".

En su opinión, la colaboración de Estados Unidos en la persecución de muchas de las páginas de contenido vulnerador de derechos de propiedad intelectual "contribuiría extraordinariamente a que pudiera llevarse a cabo una importante labor en defensa de la propiedad intelectual". Lasalle espera que el gobierno norteamericano se sitúe en la línea de cooperar con el gobierno español "en esa colaboración que en ocasiones no tenemos, pero estoy seguro de que en el futuro se despejarán los problemas que se han venido dando".

Durante su intervención destacó la importancia de que seamos capaces de lograr la colaboración entre los organismos que comparten "la apuesta del gobierno por la potenciación del valor estratégico que reside en la creación y, concretamente, en la creación cultural". Según Lasalle, si España puede pintar algo bajo el sol de esa economía global, es precisamente defendiendo la cultura y, en particular, tratando de extraer las rentabilidades económicas asociadas a tener la segunda lengua de comunicación universal.

economía digital Lasalle defendió también que en el tratado de libre comercio que está sobre la mesa entre Estados Unidos y la Unión Europea se trate la excepción cultural, "ámbito muy importante que algunos gobiernos estamos también dispuestos a defender". Señaló que hay que intentar salvaguardar la posición en la que se encuentran nuestras industrias audiovisuales y de contenidos con respecto a la posición que tiene Estados Unidos "y esto no va a obstaculizar lo que todos deseamos, que es un magnífico tratado de libre comercio entre ambas riberas del océano Atlántico".

Con la participación de creadores, educadores, economistas y miembros de industrias creativas y culturales, durante el Congreso se recordó que la economía digital crece siete veces más respecto al PIB de los países y que crea 6,7 millones de empleos en Europa, donde, con 250 millones de usuarios, supone un enorme potencial que hay que aprovechar.

Según Sergio Balibrea, de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, las industrias creativas contribuyen como media al PIB en un 5,2% y generan el 5,5% de las empresas. Wolf Meier-Ewert, consejero de la División de la Propiedad Intelectual de la Organización Mundial del Comercio, consideró que cada vez son más difíciles los acuerdos mundiales en torno a la propiedad intelectual y reclamó pautas internacionales para regular las reglas de competencia entre todas las empresas que intervienen en el proceso de la economía creativa. Como "estrambótica" calificó el escritor Lorenzo Silva la llamada Ley Sinde, inoperante por la lentitud de un proceso que es administrativo y debería ser penal o civil, como se hace para aplicar la defensa de otros derechos fundamentales. Por su parte, Olivia Regnier, de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica, pidió a las autoridades españolas que actúen abiertamente contra la vulneración de la propiedad intelectual "y así proteger mejor la cultura española y europea".