madrid. Cuando la vida le pide a Ana María Shua que la escriba, "siempre" le pide cuentos, como los que ahora aparecen reunidos en la antología Contra el tiempo. Publicada por Páginas de Espuma, la obra demuestra la facilidad que tiene Shua para pasar de la realidad al sueño y para moverse entre lo cotidiano y lo fantástico. Y refleja su interés en "provocar algún tipo de perturbación emocional en el lector", decía ayer la autora en una entrevista con Efe, en la que también participaba la escritora Samanta Schweblin, responsable de la selección de los cuentos y de la introducción. Con sus cuentos busca, además, "provocar dudas, nunca dar respuestas y siempre suscitar preguntas y reflexión", añadía Shua (Buenos Aires, 1951).

Schweblin (Buenos Aires, 1978) quería que estuviera presente en el libro "toda la paleta de colores de la autora", porque Shua "se maneja en muchos géneros y tiene cuentos realistas, otros fantásticos y otros que rondan en lo absurdo". Son cuentos muy densos, a veces, y "detrás de su aparente cotidianidad, de sus personajes familiares o absurdos, una fuerza extraña late oculta tras la trama. Y no es la muerte -presente en muchos de los cuentos-, ni la pérdida, ni el dolor. Esa fuerza extraña late en los cuerpos, que se caen, se cortan, se abren, mutan y duelen. Los cuerpos pelean contra la vida, no contra la muerte", dijo Schweblin. "Y eso es muy perturbador porque antes que nada en el mundo somos cuerpos. La amenaza está dentro de nosotros", aseguró la antóloga.