El Museo del Louvre de París reabrió ayer al público después de permanecer cerrado el miércoles como consecuencia del paro convocado por sus empleados, que se quejan de haber sido objeto de agresiones por parte de los numerosos carteristas que operan en su interior. Desde ayer, una veintena de policías de refuerzo han sido desplegados para disuadir la incómoda presencia de carteristas en el interior y los alrededores de la pinacoteca. La dirección del museo había informado de que "unos 200 agentes han ejercido su derecho de huelga este miércoles". El museo cuenta con alrededor de un millar de guardias de seguridad, de los que a diario trabajan casi la mitad.