pekín. La aparición de la soprano china Peng Liyuan como primera dama del país, acompañando a su esposo el presidente Xi Jinping en su viaje oficial a Rusia, ha causado sensación entre los ciudadanos del país asiático. En contraste con el escaso interés que entre los chinos ha generado el nombramiento de Xi como presidente -porque su ascenso ya se sabía desde hace un lustro-, la figura de Peng, de 51 años de edad, ha desatado la admiración, especialmente en las redes sociales.
Minutos después de que los chinos vieran en el telediario nacional a Peng saliendo del avión presidencial junto a su esposo, a la llegada de ambos a Moscú, los elogios al estilo de la soprano inundaban los foros de Internet chinos.
"Por fin tenemos una primera dama presentable en la República Popular", aseguraba un internauta. Peng vestía a su llegada a Moscú un abrigo oscuro de botones cruzados que reafirmaba su delgado talle, y una bufanda azul que hacía juego con la también azulada corbata de su esposo, quien a diferencia de otros líderes chinos raramente usa el rojo en este complemento. El bolso que llevaba Peng a su llegada a Moscú se ha convertido en uno de los temas más recurrentes en Internet: sin logotipo de marca visible, muchos se preguntan de dónde lo sacó la primera dama y cuánto les costaría tener uno igual, a lo que muchos vendedores avispados han respondido poniendo a la venta vía web fieles reproducciones del bolso, que según algunos entendidos es de la marca de lujo Tods. La soprano, algo retirada de los escenarios desde que su marido ascendiera a la vicepresidencia en 2008, hasta parece haber tenido una influencia positiva en la imagen de su marido, quien según los medios chinos es el único político comunista que sabe "vestir bien" desde la época del primer ministro Zhou Enlai (fallecido en 1976), uno de los políticos más populares de la era maoísta.
rompiendo moldes Durante décadas, las esposas de los presidentes chinos se han mantenido en un discreto segundo plano y lejos de las actividades públicas de sus maridos, seguramente por la negativa imagen de esa figura que quedó con Jiang Qing, actriz y cuarta esposa de Mao Zedong, quien fue juzgada tras la muerte de Mao como parte de la Banda de los Cuatro a la que se consideró culpable del caos de la Revolución Cultural, y acabó sus días en la cárcel (primero fue condenada a muerte pero la sentencia se conmutó a cadena perpetua), donde se suicidó en el año 1991. Zhang Peili, la esposa del recién retirado primer ministro Wen Jiabao, también acumuló críticas: las malas lenguas la acusan de haberse enriquecido monopolizando el negocio nacional de los diamantes.
El último ejemplo positivo se remonta a la época de la República de China, el régimen anterior al fundado por Mao Zedong. La esposa del presidente Chiang Kai-shek, Soong May-ling, deslumbraba dentro y fuera del país tanto por sus elegantes vestidos tradicionales qipao, como por su probada inteligencia y su perfecto dominio del inglés.