Treinta y dos años lleva funcionando ARCO, la Feria Internacional de Arte Contemporáneo que se desarrolla en Madrid estos días. Una feria organizada por Ifema. Ifema, según pone en su web, es una entidad consorciada y participada accionarialmente por la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento de Madrid, la Cámara de Comercio e Industria y Caja Madrid. Ifema, aparte de ARCO, organiza un sinfín de ferias internacionales en su recinto ferial de toda clase y condición. Queda claro que los objetivos de Ifema son económicos, generar negocio, más que culturales.

Porque nos engañemos: de lo que se trata en ARCO es de vender arte y de vender entradas. Entradas a 30 euros. El acceso al arte, en este caso, no es para todos. Las cifras de visitas son altas: unas 150.000 personas suelen pasar por esta cita centrada en al arte comercial. Y el abanico para todo aquel que quiera comprar arte es amplio: desde 300 euros por una obra de una artista emergente hasta un millón y medio de euros por un Picassito. La realidad es que ARCO se ha convertido en el principal evento mediático relacionado con el arte en nuestro país. Un evento relevante, que como es de rigor, es inaugurado por la realeza todos los años.

Y durante los cinco días que dura esta feria el público se acerca a curiosear, dejarse sorprender… imbuirse de alguna manera, más bien perderse, en las creaciones comerciales del arte contemporáneo. Aunque, todo hay que decirlo, ésta no sea la mejor manera de ver arte. Pues no estamos en un museo, en un centro cultural, donde las obras pueden exponerse en condiciones, espaciadas, respirando… Aquí cada galería tiene que rentabilizar bien cada metro cuadrado de pared y de suelo que ha pagado. Por no hablar del empacho visual que supone visitar más de 200 stands plagados de arte de colgar. Pero, claro, al público eso no le importa en absoluto. No se trata de ver -y entender- arte, sino de asistir a un evento multitudinario y ser así partícipe de él.

¿Acaso hay otro arte que no sea éste, el de vender? Me preguntaba una amiga en Facebook. Sí. El miércoles desalojaban de la feria a una chica disfrazada de folklórica española que realizando una acción artística se había tumbado boca abajo en el suelo del lugar dando a entender con su pose que "España está muerta". Como no había pedido permiso para realizar semejante metáfora visual invitaron amablemente a la espontánea artista a abandonar el recinto. ¿Ha funcionado ARCO durante estos años para dar a conocer el arte contemporáneo entre nuestra sociedad? La cuestión es que a una feria no se le puede pedir lo que no forma parte de su esencia, lo que no entra dentro de sus propósitos. Por lo tanto lo que hay que tener claro al visitar ARCO es que no es el mejor escaparate para conocer el arte actual, pues no puede recoger propuestas que se dan pero que no tienen fines comerciales. Siendo consciente de ello, ningún problema en visitar ARCO.