Getaria. 82 nuevos balenciagas engrosan, ya oficialmente, la colección del museo getariarra. Diez abrigos, una treintena de conjuntos de día, cinco vestidos de cóctel, una decena de vestidos de noche, nueve blusas, cuatro chaquetas, boleros y capas se encuentran ya en los almacenes de la pinacoteca dedicada al modisto, junto a los 1.300 piezas que conforman la colección. Además de enriquecer los fondos, el depósito del Gobierno Vasco significa que el proyecto ha superado lo que las instituciones definieron, con eufemismos, como un pasado "tumultuoso", plagado de "trapisondas".
En esta colección representativa de los años 40, 50 y 60, que reúne "lo habitual" con "lo extraño y lo único", Balenciaga exploró la volumetría y los nuevos tejidos en vestidos de día, de noche y de cóctel. Su singularidad reside en que ninguno de ellos vistió jamás a una mujer. Los conservó Balenciaga -"se supone que por la satisfacción que le produjo crearlos"-, que renunció a venderlos. De sus manos fue a parar a las de su secretario, compañero y amigo Ramón Esparza, que los donó al Gobierno Vasco en 1988, que, finalmente, los ha cedido a la Fundación.
Esta cesión supone, de hecho, "un carpetazo definitivo a un episodio que nunca debió ocurrir", zanjó Ikerne Badiola, diputada de Cultura y actual presidenta de la Fundación Balenciaga. "Es el punto final", confirmó Antonio Rivera, viceconsejero de Cultura en funciones.
Ambos hacían referencia al escándalo que amenazó con enterrar el museo; ha sido, sin embargo, el proyecto cultural el que ha sepultado finalmente al pasado. Esta colección ya estuvo en manos de la Fundación Balenciaga, pero los trajes "tuvieron que salir porque se entendió que iba a estar en mejor condiciones", indicó Rivera. El (anterior) Gobierno Vasco los trasladó al Museo de Bellas Artes de Bilbao después de que se hicieran públicas presuntas irregularidades en su gestión -hay un proceso judicial con tres imputados aún en marcha- y se extendiera la alarma sobre la posibilidad de que la colección se hubieran extraviado algunas piezas. Este último aspecto será, al parecer, imposible de comprobar. "Se hizo borrón y cuenta nueva, no sabemos si el inventario era fiel y por tanto no se puede deducir si hay pérdidas, porque los listados previos no eran fiables, no tenían rigor", explicó el responsable del museo, Javier González de Durana.
seis años Ahora existe un inventario preciso y una tasación: la colección está valorada en 380.000 euros. "Se trata de un regalo excelente, de una calidad sobresaliente. Con estos vestidos completamos huecos y carencias de la colección. Algunos son muy hermosos y muy difíciles de encontrar y, aunque estuvieran en el mercado, en estos tiempos de estrechez sería complicado que pudiéramos adquirirlo", confesó González de Durana, que precisó que los trajes están "perfectamente conservados". "Hay regalos que obligan a inversiones; no es este el caso".
La cesión tiene una duración de seis años, prorrogables. "Lo lógico es que se quede aquí para siempre -apuntó el director-. También que la propiedad pase a la Fundación, pero ahora lo que nos importa es su uso".