Hablábamos hace unas semanas del comienzo de Inmersiones, un ciclo de actividades en torno al arte emergente gestionado por varios supervivientes en activo de la Asamblea Amarika y Gauekoak. Un ciclo que este año cumple su quinta onomástica y que para esta edición ha decidido alejarse de las salas de exposiciones públicas de nuestra ciudad para su desarrollo. ¿Para qué trabajar con unas infraestructuras que han decidido abandonar a su suerte al arte y la cultura local después de décadas de un tibio apoyo? Las políticas culturales de nuestro territorio han estado más enfocadas en el ladrillo cultural -creación de espacios, museos, centros culturales- que en abonar el tejido artístico. Inmersiones, en cualquier caso, ha podido desarrollarse gracias al apoyo de una institución más etérea, más ligera en ladrillo cultural: el Gobierno Vasco. Gracias a carecer de ese lastre que supone ahora mismo mantener costosos equipamientos, hemos podido ver como la mayoría de los proyectos que surgen del ámbito de la cultura y del arte y que se han desarrollado en el País Vasco estos últimos años han sido alimentados por el Eusko Jaurlaritza. Y, parece ser, que esto seguirá siendo así en años venideros. Ojalá. Pues si el Gobierno Vasco abandona esta labor, el panorama cultural en el País Vasco pude quedar más desértico de lo que ahora está.
Pero volvamos a Inmersiones… el viernes pasado finalizó una de sus principales actividades: Hospitalarios. Una actividad que permitió a cinco artistas mostrar su trabajo en el espacio independiente Zuloa de una manera cercana, sostenible, económica, pero eficaz. Demostrando que con pocos medios y alejándose del manido "recurso exposición" -pues no se exponía de una manera convencional-, es posible difundir trabajos heterodoxos de diversos creadores. Los artistas ocuparon Zuloa -un espacio que lleva doce años funcionando sin el apoyo de ninguna institución pública local- durante sendas jornadas y ahí desplegaron sus materiales, sus proyectos, desarrollaron sus proyectos… recibiendo y atendiendo al público personalmente. En algunos casos, el público colaboraba con el artista. En otros, el artista les explicaba su trabajo. Se trata, por tanto, de un formato perfectamente adaptable a cualquier espacio expositivo público o privado y que en estos tiempos de crisis de la cultura sería imprescindible tener en cuenta.
Finalizado Hospitalarios, Inmersiones nos ofrece para el día 15 un congreso de artistas: 15 creadores expondrán sus propuestas ante la ciudadanía, agentes culturales, interesada en conocerlas. Otro formato éste, digno de considerar para dar a conocer lo que se cuece en el mundo del arte emergente mientras posibilita que se establezcan redes de complicidad y colaboración entre los propios artistas. Esta actividad se desarrollará en un espacio privado alejado del canal del arte y situado en el Casco Viejo: la sede del Programa Berakah.