madrid. En la casa, la película que François Ozon ha hecho tras apoderarse de la estupenda obra teatral El chico de la última fila, del dramaturgo español Juan Mayorga es un fenomenal "hallazgo" cinematográfico sobre la necesidad de que te cuenten una historia.

La reflexión, en la que coinciden realizador y dramaturgo, no es lo único que tienen en común; es más, si se les observa comentar juntos cómo han conseguido que En la casa sea tan buena película como lo fue El chico de la última fila, parece que siempre hubieran trabajado juntos.

"Cuando vi la obra de teatro de Mayorga, rogué que (Pedro) Almodóvar no hubiera comprado los derechos del guion", comentó Ozon durante la presentación de la película en España, que se estrenó ayer, y agradeció al dramaturgo la "carta blanca" otorgada para manosear su obra. Mayorga, muy al contrario, se sintió muy honrado por el interés de Ozon, "un auténtico artista", opinó, y le dejó que "la hiciese suya", hasta el punto de que hay partes de la cinta que Ozon cree que son aportaciones suyas, y Mayorga le tiene que recordar que no, que ya estaban escritas.

Protagonizada por un extraordinario Fabrice Luchini y con la participación de Kristin Scott Thomas y Emmanuelle Seigner, En la casa nunca acaba de desvelar qué sucede en la realidad y qué es imaginado en la original relación de un anodino profesor de literatura en un instituto y uno de sus alumnos .