Madrid. Álex de la Iglesia comienza la próxima semana en Navarra el rodaje de Las brujas de Zugarramurdi, una cinta con reparto de lujo con la que el director vuelve a exorcizar algunos de sus demonios personales a la vez que, en clave de comedia, se las hace pasar canutas a los jóvenes galanes Hugo Silva y Mario Casas. El pueblo de Zugarramurdi será la principal de las localizaciones donde se ruede a partir del lunes esta "comedia terrorífica" que, según aclaró ayer en rueda de prensa De la Iglesia, "está más cerca de Abbott y Costello contra los fantasmas" que de "La semilla del diablo"."Quiero reírme de mí mismo y de mis problemas", dijo el director bilbaíno, para quien la comedia es "el género por antonomasia". Junto a Silva y Casas estarán Carmen Maura, Terele Pávez, Carolina Bang, Pepón Nieto y Secun de la Rosa, entre otros, un reparto de altura que no le ha costado reunir al director, ya que hoy muchos de los actores han reconocido que le dieron el "sí" incluso antes de leer el guion.
Las brujas de Zugarramurdi cuenta la historia de dos "pobres diablos" (Silva y Casas) que atracan una tienda de compraventa de oro en la Puerta del Sol madrileña junto al pequeño hijo de uno de ellos, para después huir en taxi rumbo a Francia con un botín formado por 25.000 alianzas de oro, un "tremendo cargamento de mal rollo", de ilusiones hechas añicos y promesas rotas.
El camino les llevará a los bosques impenetrables de la Euskal Herria profunda, donde caerán en las garras de una familia de brujas, tres generaciones representadas por Pávez, Maura y Bang que no se lo pondrán precisamente fácil a los dos infelices ladrones, dejando claro por qué "las mujeres dominan el mundo desde hace millones de años".
De la Iglesia tenía claro que como protagonistas quería a dos galanes, "que son los que más se merecen sufrir", y considera que las posibilidades cómicas que genera esta pareja -que ya coincidió en la serie televisiva Los hombres de Paco- de "actores con carisma" son inagotables.
Con las tres actrices protagonistas, repite encantado -y ellas con él-: "Carmen Maura era absolutamente necesaria en la historia, pocas mujeres pueden comunicar tanto poder".
La película, producida por Enrique Cerezo, sirve también al director para conjurar algunos de sus propios demonios personales -los malabarismos de un padre divorciado para poder estar con sus hijos-. "Mi discurso participa de muchas de mis obsesiones", ha reconocido el cineasta, cuyas películas tienen como denominador común "un elemento de huida, de escape de la realidad". "La teatralización de tus problemas te hace enfrentarte a ellos, ayuda a resolverlos", ha argumentado De la Iglesia.
Álex de la Iglesia se reconoce un privilegiado por poder rodar una cinta de estas características en plena crisis: "nos ha costado, es muy difícil levantar una película en este momento. Más que nunca, tenemos la obligación de hacer nuestro trabajo lo mejor posible", ha sentenciado.