Vitoria. El retorno vacacional llega cargado de propósitos con los que gestar una pequeña revolución personal. Con los que reiniciar la rutina dibujándole nuevos afluentes y cauces. Vuelve el curso. Y los concursos, espacios donde poder volcar la creatividad a veces empolvada, donde plasmar energías e ilusiones para quebrar los juegos de lo monótono y apagar el televisor, donde tratar de difundir creaciones entre el público... tras el paso por el listón del jurado.

En la nueva temporada alavesa, entre los convocantes manda, sobre todo, la disciplina fotográfica. Gazte Klik apura sus últimas semanas de plazo, con el 12 de octubre como límite de entrega de trabajos. Jóvenes de 14 a 25 años -que vivan, estudien o trabajen en Gasteiz- son los destinatarios del certamen, que contará con Montehermoso como anfitrión de las piezas seleccionadas, este año explorando el lema Ecologia y Juventud, miradas sobre la naturaleza en la ciudad. El verde, probablemente, dominará la gama cromática de los participantes, que tratarán de optar a vales de 300 euros en material fotográfico.

En Montaña Alavesa -el domingo celebra en Bernedo su certamen de pintura al aire libre- ya suman su noveno concurso fotográfico, que busca reflejar el medio natural, social y artístico de la cuadrilla. Hasta el 19 de octubre se abre plazo para el envío de hasta seis piezas, que podrán optar a galardones de 75 a 300 euros. Otros que vuelven a llamar a la participación son los miembros de la activa asociación cultural Alavavisión, que en su certamen de este año convocan a sus socios a mandar instantáneas de tema alavés. Las piezas deberán estar expuestas en algún establecimiento al menos desde el 21 de octubre hasta el 25 de noviembre.

La literatura, en sus más variadas vertientes, es otra de las convocadas en la muga entre verano y otoño. Finalizado el plazo de entrega, los jurados se ensimisman ya en busca de los ganadores de los ya clásicos tres certámenes forales, los dedicados al cuento (Ignacio Aldecoa), la poesía (Ernestina de Champourcin) y el ensayo (Becerro de Bengoa), a los que se añadió hace unos años el destinado a encontrar, anualmente, la mejor maqueta musical alavesa.

Hay concursos que se convocan, otros que deliberan e incluso algunos que ahora mismo se fallan, como el de una conocida multinacional del refresco que acaba de premiar a la joven estudiante de Urkide Naia Aristondo. También hay concursos que acaban de nacer, como la convocatoria fotográfica lanzada desde el impulso al euskara de Hirinet, que ya ha escogido las mejores instantáneas del verano, o el certamen de fábulas dedicado, cómo no, al referencial Félix María Samaniego, que apura hasta el 15 de noviembre su fecha tope.

A punto está de presentar la suya uno de los pocos encuentros dedicados al noveno arte, Crash Cómic, que en octubre dará a conocer las bases de su nueva entrega, y ya pululan las del próximo encuentro con el audiovisual más esencial, Cortada.

Esas mismas sin las que este año se ha quedado la pugna que premiaba al mejor mago de escaparate de Magialdia, premio único en su género que ya no goza de esa exclusividad. O las que no podrán seguir los locales de la ciudad que, cada año, se embarcaban en el concurso de aficionados de Periscopio, inviable debido a los recortes. O Begibistan, cercenado en Amurrio. El festival de cortos de Laguardia es ahora bianual. Descansa, dicen.

Son sólo algunas propuestas con label alavés que se disponen y se despiden en el inicio de curso, con la confianza de que no sean más las que caigan. Iniciativas que se abren exponencialmente si se mira al panorama vasco y más allá, en un circuito para mover novelas, audiovisuales, cuadros o cualquier disciplina. Fomentar la creatividad y, en el contexto actual, poder completar los sueldos recortados con algún dinero extra son dos buenos motivos para intentarlo. Primero, toca crear. Después, encontrar un hueco. La esperanza única no es buena consejera. Disfrutar del camino es la mejor de las opciones. Porque siempre consigue ganadores.