No es de extrañar que en el mundillo de la música proliferen las denuncias y acusaciones de plagio. Lo decía Fito la pasada semana en una entrevista en DNA: "A veces hago cosas que me recuerdan a canciones ya hechas por mí mismo y con otras, gente cercana me dice que suena a tal o cual artista que ni siquiera conozco. Eso te hunde. Al final, los que hacemos canciones así, sencillas y de blues y rock, solo usamos cuatro acordes y siempre acaban sonando a algo". Un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) publicado por la revista Scientific Reports constata que la música actual es cada vez más previsible y tiende a ser cada vez más homogénea y con menos sonoridades.

En el estudio han participado expertos de la Universitat de Barcelona (UB), del Centro de Estudios Matemáticos de Bellaterra, y de la Universitat Pompeu Fabra (UPF). Para llegar a esta conclusión, los investigadores han analizado 464.411 canciones desde 1955 a 2010 y han detectado que las melodías compuestas en las décadas más recientes tienden a parecerse más entre ellas que las antiguas. Además, de acuerdo a los parámetros analizados, las transiciones entre los grupos de notas han disminuido de forma continua durante los últimos 55 años. Para el director del trabajo e investigador del Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial del CSIC Joan Serrà, estos parámetros musicales en las canciones son como las palabras de un texto, por lo que cada vez hay menos palabras diferentes.

predecibles Según la investigación, dada una nota musical, es "relativamente más fácil" predecir cuál será la siguiente en una canción actual y las composiciones musicales más recientes también presentan una menor diversidad de timbres y tienden a interpretarse con los mismos instrumentos. "En la década de los 60, por ejemplo, grupos como Pink Floyd experimentaban mucho más con la sonoridad que ahora", destaca Serrà. Asimismo, añade que otra de las tendencias es el aumento paulatino del volumen intrínseco al que se graban las canciones. De este modo, Serrà subraya que hasta ahora este efecto "largamente comentado" no se había podido comprobar empíricamente a gran escala y añade que los resultados de la investigación ofrecen, por tanto, una receta teórica para crear canciones que suenen modernas y actuales.

"Los cambios de acordes sencillos, los instrumentos comunes y el volumen fuerte son los ingredientes de la música actual, realizar estos cambios sobre canciones antiguas puede hacer que suenen a nuevas", agrega. El investigador valora que este proceso de homogeneización podría deberse a las modas, ya que se observa una tendencia a engancharse a la música de la corriente dominante. Para la investigación se han analizado cerca de medio millón de piezas musicales procedentes de estilos como rock, pop, hip hop, metal y electrónica.

Sin necesidad de realizar estas complejas comparaciones a través de ordenador, el crítico musical Simon Reynolds señala en su libro Retromanía. La adicción del pop a su propio pasado que "vivimos en una era del pop que se ha vuelto loca por lo retro y fanática de la conmemoración. Bandas que vuelven a juntarse y giras de reunión, álbumes tributo y cajas recopilatorias, festivales aniversario y conciertos en vivo de álbumes clásicos: cada nuevo año es mejor que el anterior para consumir música de ayer. ¿Puede ser que el peligro más grande para el futuro de nuestra cultura musical sea... su pasado?". La canción de siempre, la crisis económica, puede que no sea el motivo principal de la crisis en el mundo de la música.