VITORIA. Corría enero de 2009 y el Estado español se encaminaba hacia una crisis de caballo aunque el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero solo hablaba de desaceleración. Los medios de comunicación daban la martingala con las hipotecas basura que habían podrido el sistema financiero estadounidense y llevado a la quiebra a Lehman Brothers. Nadie entendía en qué podía afectar aquello al currito medio de Basauri, Chinchilla de Montearagón o Antequera. Hasta que un señor muy gracioso, un profesor de negocios jubilado, apareció en televisión explicando de manera sencilla lo ocurrido con las hipotecas subprimes, tesis que ya venía desglosando en un blog de mucho éxito. La recopilación de sus ideas en un libro con el sugerente título de La crisis ninja y otros misterios de la economía actual fue recompensada con un insólito éxito de ventas.

Fue el primero pero no el último. Leopoldo Abadía abrió el camino a un aluvión de economistas, premios Nobel, periodistas e, incluso, filósofos que trataban de escudriñar el origen de la crisis y lanzaban claves en ensayos convertidos, en muchos casos, en superventas. La novedad radicaba en que, a diferencia del clásico texto dirigido al especialista o al lector académico, el lenguaje, los conceptos e incluso la longitud de las publicaciones estaban diseñadas para llegar al público en general, el que leía las periódicos y veía los informativos de televisión, y no entendía lo que significaba el concepto activos tóxicos.

El lector demandaba más productos que explicaran de manera sencilla lo que estaba pasando pero las editoriales percibieron que también tendrían cabida libros más elaborados. De Estados Unidos llegó El estallido de la burbuja, de Robert J. Shiller, el economista que predijo un año antes de la quiebra de Lehman Brothers el colapso del mercado inmobiliario norteamericano.

"Fue un boom en toda regla, que prosigue en la actualidad", relata Roger Domingo, director editorial de Deusto, del Grupo Planeta, dedicado tradicionalmente al libro de empresa y el management, que ha encontrado, al calor de la crisis económica, un lucrativo nicho de mercado en los ensayos de divulgación.

Mediáticos y alguna sorpresa La publicación a principios de 2011 del manifiesto de Stéphane Hessel Indignaos, que inspiró al movimiento del 15-M, supuso el verdadero "punto de inflexión" de este tipo de literatura, explica Kepa Torrealdai, presidente de la Asociación de Libreros de Bizkaia. A partir de ese auténtico superventas -fue el segundo libro de no ficción más comprado en el Estado español en 2011, solo superado por un conocido autor de una dieta milagro-, se han multiplicado los títulos y el número de lectores de divulgación económica. "Generalmente la gente llega a las librerías con las ideas muy claras, ya han oído hablar de determinados libros en las televisiones, los periódicos y los blogs, y piden títulos concretos".

No cabe duda de que los autores más mediáticos, como el propio Abadía, Santiago Niño-Becerra, Paul Krugman, Ernesto Ekaizer o Carlos Rodríguez Braun, "tienen más tirada" pero, precisa Torrealdai, "se dan sorpresas, como la de Hay alternativas, que sin tener grandes espacios en los medios de comunicación, lo han solicitado mucho". Este manual con propuestas para crear empleo y bienestar, escrito por un equipo dirigido por Vicenç Navarro, catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad Pompeu Fabra, fue uno de los más solicitados el año pasado, un hecho notable teniendo en cuenta que se puede descargar libre y gratuitamente desde internet, y que a última hora se publicó en una pequeña editorial porque la pactada había pospuesto la tirada hasta después de las elecciones generales en las que arrasó el PP.

Este fenómeno "ha activado incluso" la compra de clásicos como Marx, Keynes o Galbraith, que componen el fondo de armario de cualquier librería que se precie, oportunidad que han aprovechado las editoriales para sacar nuevas tiradas de textos canónicos como El manifiesto comunista.

Sin embargo, este ímpetu renovado apenas han sido aprovechados por las editoriales vascas, que se han limitado a la traducción al euskera de indiscutibles superventas como el manifiesto de Hessel. "Son obras muy mediáticas, muy del momento, publicadas por los grandes grupos editoriales, que tienen muchos recursos, pensando en la rentabilidad -precisa Torrealdai-. Lo cierto es que al abrigo de esta crisis está llegando muchísimo material, que en otro momento no hubiera tenido entrada en las librerías. No todos se venden, son tiradas que cuesta rentabilizar", aclara el librero.

A partir del éxito ninja, "ha habido de todo", precisa el editor Roger Domingo: desde publicaciones de "catedráticos de mucho prestigio que han hecho los deberes hasta gente como Niño-Becerra, un economista apocalíptico que vive de dar miedo. A mí me daría un poco de temor publicarle, porque los economistas más ortodoxos no se acaban de fiar de sus análisis". Reconociendo que a su editorial llega "mucho loco suelto, que dice tener la varita mágica a la crisis", Domingo solo acepta publicar libros de encargo. "Tratamos de detectar aquella gente que tiene un mensaje interesante y que ves que ya ha funcionado con el público a través de otros canales como la televisión, la prensa o los blogs de internet".

Los éxitos de este 2012 Nada hace pensar que la buena acogida de este tipo de publicaciones tenga los días contados, a tenor de los augurios de los economistas, que prevén una larga depresión económica. Pero estos "fenómenos cíclicos, de moda" pueden producir "cansancio", como ha ocurrido antes con otros hechos políticos y sociales importantes. La saturación podría incluso "acabar con la demanda", precisa Kepa Torrealdai.

Por lo pronto, los lectores siguen apostando fuerte este verano cargado de incertidumbres por libros como Lo que España necesita, del equipo de Vicenç Navarro, La economía del bien común, de Christian Felber, Los días que vivimos peligrosamente, de Mariano Guindal, e Indecentes, de Ernesto Ekaizer, que lleva el revelador subtítulo de Crónica de un atraco perfecto.