Santiago de Compostela. En un garaje, envuelto en papel de periódico, dentro de varias bolsas de plástico y aparentemente en buen estado. Así apareció ayer el Códice Calixtino robado hace hoy un año de la Catedral de Santiago. El más valioso documento del templo, que trata de explicar la leyenda sobre la supuesta aparición en tierras gallegas del sepulcro del apóstol, decapitado en Jerusalén, fue raptado el 5 de julio de 2011 de la cámara blindada del archivo, donde permanecía guardado.

La investigación se ha saldado con la detención de cuatro personas de una misma familia, en cuyo domicilio la Policía ha encontrado 1,2 millones de euros. El principal sospechoso es el electricista gallego Manuel Fernández Castiñeiras, exempleado de la catedral compostelana, donde había trabajado durante más de 25 años como autónomo. Junto a él han sido detenidos su esposa, un hijo y la novia de éste, por presunta colaboración en la sustracción y ocultación del manuscrito del siglo XII, una joya del patrimonio artístico de incalculable valor histórico. La tesis que manejan tanto la Policía como el ministerio parte de que el robo obedece a una venganza personal, y de que el dinero intervenido a Manuel Fernández Castiñeiras -1,2 millones de euros- puede ser producto del robo continuado. La Policía seguía de cerca al electricista ahora detenido al percatarse de su extraño comportamiento, ya que rehusaba cooperar en la búsqueda del Códice.

Visiblemente emocionados y "agradecidos" a los investigadores, el deán de la Catedral, José María Díaz, quien cesó como canónigo archivero poco tiempo después de la desaparición y que este miércoles recordó que él fue la "víctima" de su pérdida, así como el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, confirmaron que el Códice es el "auténtico". El "sí, es el Códice" de Barrio llegó a los periodistas congregados a las puertas del Archivo de la Catedral en torno a las 17.30 horas, alrededor de media hora después de que el documento hiciese su entrada en el templo en medio de un gran despliegue policial y de la curiosidad de peregrinos y turistas. Un día antes, los investigadores del caso habían detenido al electricista, principal sospechoso del robo, y sus familiares supuestamente implicados. Los registros en cuatro domicilios vinculados con los detenidos permitieron localizar además varios libros religiosos procedentes de la Catedral, así como ocho facsímiles del Códice.

El manuscrito se localizó en un garaje empleado como trastero, en el número 5 de la Calle da Cruxa de O Milladoiro, en Ames (A Coruña), empaquetado con periódicos, en el interior de varias bolsas de plástico y dentro de una caja de cartón, aunque en aparente buen estado. Uno de los testigos de la apertura del garaje narró como el Códice se encontraba rodeado de objetos, sacos de cemento y baldosas, en el fondo de una caja de cartón y que, al abrir el plástico, el juez que lleva el caso dijo "ese es el Códice". Dentro de la misma caja también estaban depositados otros cuatro libros antiguos, dos facsímiles del propio Códice y dos libros que, según la policía, también podrían haber sido sustraídos de la Catedral de Santiago. De hecho, en el momento de la localización, los investigadores confirmaron a este testigo que el robo del Códice había sido planificado desde hacía varios años y que, de hecho, sospechan que el ahora detenido llevaba tiempo sustrayendo objetos de la Catedral compostelana.

Como curiosidad, el Códice Calixtino, que volverá a la Catedral de Santiago mañana, recoge en su apéndice el castigo de excomunión a quien lo robe de la catedral compostelana. Se trata de una carta de Inocencio II (1130-1143) en la que el entonces papa autentifica el libro y advierte de excomunión y anatema "a todos los que pudiesen molestar a sus portadores en el camino de Santiago o a los que lo lleven o roben de la basílica del Apóstol después de que allí esté ofrendado".