El año que acaba de comenzar se presenta para la Catedral Santa María como todo un reto al que hay que llegar en condiciones, contando, eso sí, con las restricciones presupuestarias que la crisis está imponiendo. Aunque las obras de recuperación del edificio no van a terminar este año (de hecho, deberán continuar sine die), hay una fecha que supone toda una espada de Damocles sobre los responsables de la restauración: el 29 de abril. Ese día, sí o sí, se llevará a cabo un acto religioso que servirá para devolver al templo al culto católico desde que en 1994 se tomará la decisión de no permitir el acceso al público debido al mal estado de la estructura.

Esa cita, de la que por ahora no se conocen muchos detalles, será una de las principales celebraciones del 150 aniversario de la constitución de la Diócesis de Vitoria y marcará el regreso de Santa María a su contexto natural. O casi. Las instituciones implicadas en los trabajos de recuperación tienen asegurado, mediante un convenio que se firmó en otoño de 2010, que durante los próximos 30 años el templo compaginará su uso religioso con otros de índole cultural y social. De esta manera, las administraciones han querido que el dinero público que se sigue invirtiendo en la restauración mantenga unas consecuencias para la sociedad que vayan más allá de las concernientes al cuidado o no del espíritu.

Cabe recordar que no sólo el Abierto por Obras ha sido toda una novedad en un edificio de este tipo, con las condiciones en las que se ha encontrado en este tiempo, sino que, además, con el paso de los años se han ido sumando a su agenda diaria conferencias, presentaciones de libros, representaciones teatrales y más actividades, sin olvidar el peso específico que ha tenido la programación de conciertos, con actuaciones para todos los públicos y sensibilidades sonoras. Como muestra, el paso de Mike Farris por el pórtico en junio de 2011 como aperitivo del décimo aniversario del Azkena Rock Festival, un recital que el músico ofrece en su web oficial y que, si nada se tuerce, es más que posible que se incluya en el lanzamiento de su próximo disco.

Con todo, el hecho de tener el 29 de abril cada vez más cerca va a hacer que la Fundación Catedral Santa María tenga que apretar el paso en distintas cuestiones. El templo, por ejemplo, está ahora mismo terminando la instalación de los ascensores que llegarán hasta el punto más alto de la torre. A eso hay que sumar que en nada se debe iniciar la colocación del suelo definitivo del edificio, más que nada para que el acto que prepara la Diócesis se pueda realizar. Y... bueno, todavía quedan unas cuantas cosas por hacer.

Sin embargo, el proyecto no escapa a la crisis. El Gobierno Vasco y la Diputación ya hicieron público antes del cambio de año los nuevos recortes que van a aplicar en su aportación a la Catedral. El Ayuntamiento de Gasteiz, que todavía no ha hecho públicas sus cuentas, va a ir por el mismo camino y el Gobierno español es una incógnita todavía, pero todo hace indicar que también aplicará la tijera.

Hay que tener en cuenta que, en estos años, acciones de relevancia para asegurar el futuro del espacio de lo alto de la colina han sido financiadas por el Ejecutivo español. Sin embargo, el cambio en la Moncloa ha hecho que los plazos para la presentación de los presupuestos de 2012 se atrasen, así que, si los calendarios se cumplen, hasta marzo no se sabrán las cifras exactas que manejará cada ministerio. Aún así, todo hace indicar que sean los euros unos u otros, la crisis va a obligar a apretarse una vez más el cinturón y de una manera bastante evidente.

Así que este nuevo año viene con una doble cara para el templo. La primera, más amable, la que supone su reapertura al culto también como un indicativo de su vuelta paulatina a la vida, dejando atrás los graves momentos sufridos hace nada, con amenazas de derrumbe incluidas. La segunda, como le pasa al resto de la sociedad, es más amarga puesto que la falta de dinero afecta a todo y hay cosas que no se suplen con voluntad o imaginación.

Ya los últimos meses de 2011 han sido un ejemplo de ralentización de algunas actividades paralelas, sin que eso haya supuesto eliminar nada. Parece, como sucede en casos cercanos como Artium, que la intención de todos pasa por no suprimir aunque sí reducir. De todas formas, si las piedras de Santa María pudieran hablar, no tendrían problemas al rememorar otras crisis económicas e incluso situaciones mucho peores. Y sin embargo, por lo menos de momento, la Catedral sigue en pie, buscando su nuevo futuro.