Vitoria. Cuando el año pasado llegaron a Gasteiz para protagonizar la sección del Jazz en la Calle eran muy pocos los que tenían referencias suyas. Pero los componentes de Tuba Skinny se metieron en el bolsillo a todo el mundo en sólo unos segundos. Su música, su particular presencia y la utilización de instrumentos como una tabla para lavar la ropa, o la combinación de todo ello unido a una forma de ser muy cercana, hicieron que esta singular banda encantase a propios y extraños. Sin dudarlo, el Festival de Jazz decidió entonces volver a invitar a los músicos.

Dicho y hecho. Desde hoy y hasta el próximo sábado, con pases gratuitos a las 13.00 y a las 19.00 horas, el sexteto regresará a la capital alavesa, aunque en esta ocasión no girarán por diferentes puntos de la ciudad, sino que tendrán un escenario fijo, los jardines del Bellas Artes de Álava.

No es la primera vez que el museo se convierte en una sede más del certamen. Con motivo del homenaje que en 2009 se rindió a la figura de Billie Holiday, el espacio acogió una exposición de cuadros realizados por August Tharrats, quien, además, ofreció durante varios días conciertos de recuerdo a la cantante junto a la voz de Txell Sust.

Tras descansar el año pasado, el Bellas Artes de Álava repite esta vez de la mano de los norteamericanos, que desplegarán su jazz con sabor a Nueva Orleáns y su mezcla con el blues durante todos estos días. Es de esperar, además, que lo puedan hacer con el respeto del tiempo.

De todas formas, esta serie de actuaciones no es la única manera en la que la agrupación está presente en Gasteiz estos días. A su paso hace 12 meses, el fotógrafo Josu Izarra se quedó encantado con ellos y les propuso realizar una serie de fotografías de estudio. El resultado es una exposición que, eso sí, no está en el museo sino en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa, donde permanecerá abierta hasta el próximo 28 de agosto.

Tanto la muestra como la invitación para repetir en el Festival de Jazz son dos claros ejemplos de las buenas sensaciones que la formación dejó hace un año, un aliciente más que importante para aquellos que se los perdieron en aquella ocasión y tengan ganas de conocer los secretos y encantos que caracterizan al sexteto. Los que sí les vieron ya saben de lo que son capaces Robin Rapuzzi y los suyos. Tal vez no haya una tercera visita a corto plazo, así que no hay excusa.