Perdidos en la ciudad es un gran ejemplo de reporterismo que Cuatro ofrece con excelente respuesta de audiencia y crítica por saber combinar sabiamente elementos de originalidad, creatividad e interés humano en las historias que presentan en pantalla. El género informativo del reportaje requiere la suma de tres habilidades para conseguir productos que encajen y se mantengan: sustancia informativa notoria, montaje en tiempo y ritmo eficaz y atractivo, trabajada documentación. La combinación de estos elementos permite la factura de "historias contadas" que llegan al gran público con éxito que ya consume este espécimen en prime time. La idea de mezclar culturas, ambientes, modelos, costumbres y prácticas sexuales diferenciadas ha sido motor de la vida cruzada de dos tribus que vienen del pasado, conviviendo en la contemporaneidad de Madrid y Vitoria-Gasteiz. La frescura, improvisación y alegría con la que los personajes nos arrebatan frente a la pantalla son claves de un excelente modo de facturar reportajes, de hacer del reporterismo un género televisivo de gran consumo. La vida de los Himba y los Mentawai en contacto con el hombre blanco produce situaciones tensas, irónicas, graciosas o sorprendentes. Este juego de relaciones humanas entre culturas diferenciadas pero enfrentadas a semejantes retos produce una catarata de imágenes y secuencias de interés televisivo por su grado de entretenimiento, descubrimiento y acercamiento a lo distinto. Se mezclan elementos provocados por el guión para buscar determinados efectos en la audiencia y espontáneos gestos de anónimos actores. Se mezclan periodismo y entretenimiento en dosis equilibradas y sobre todo eficaces para el espectador. Un acierto.
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