Los Ángeles

LA estadounidense Jessica Simpson lleva años de altibajos con su carrera y con su peso. Normalmente, esta cantante y actriz muestra sin reparos sus voluptuosas curvas, pero ahora se acerca su boda con el astro del fútbol Eric Johnson y la prensa rosa ya apunta a sus presuntos kilos de más. "No voy a hacer dieta", dijo firmemente a finales de abril a la web Usmagazine.com. "¡Me encanta no hacer deporte! Voy a bailar en mi dormitorio y ojalá con eso pierda algo de peso", les espetó.

Una convicción que seguro es del agrado de los organizadores del Día contra la Dieta, instituido en Londres el 6 de mayo de 1992 y que hoy se celebra en todo el mundo para combatir la moda de la delgadez, las dietas radicales y los trastornos alimentarios. No sólo las curvas atraen a los paparazzi.

También famosas que están en los huesos como Victoria Beckham, Keira Knightley, Tori Spelling o Amanda Seyfried, con sus delgados brazos y sus marcadas costillas, son blanco de titulares. Incluso la nueva duquesa de Cambridge, Catalina, sufrió el escrutinio de los medios antes de su boda con el príncipe Guillermo. Desde que se dio a conocer su compromiso, en noviembre, pasó de una talla 38 a una 34, según criticaron los tabloides británicos. Pero las famosas con sobrepeso tienen que hacerse primero con un buen escudo. "Es la flor negra más colosal y gorda que he visto jamás", dijo el moderador de radio estadounidense Howard Stern sobre la protagonista de Precious, Gabourey Sidibe, cuando el año pasado fue nominada al Oscar.

Para colmo, el 6 de mayo, Día contra la Dieta, es el cumpleaños de la actriz, que pesa 160 kilos. Y pese a ello, o precisamente por ello, la industria sigue ofreciendo papeles a la joven de 28 años. En la pasada Berlinale compitió con su nuevo trabajo, Yelling To The Sky. Cuando en 2007 Jennifer Hudson recogió su Oscar por el musical Dreamgirls, lució sus kilos sobre el escenario. Desde el nacimiento de su hijo David, en 2009, la actriz afroamericana ha adelgazado más de 36 kilos, pero de forma lenta y sana, subraya, con mucho deporte y sumando calorías.

A finales de abril confesó a la revista británica Grazia que ella nunca se vio a sí misma gorda. En su ciudad natal, Chicago, sus curvas eran totalmente normales, sólo en Hollywood la miraban mal. Y en la última gala de los Oscar, causó furor sobre la alfombra roja enfundada en un escotado Versace naranja. Más delgada, sí, pero manteniendo sus curvas.

También la joven promesa Jennifer Lawrence, de 20 años, llamó la atención en la gran noche del cine con un ajustado vestido rojo. Pero la protagonista de Winter's Bone tiene claro que no caerá en la moda de la delgadez de Hollywood. "Sencillamente, no puedo soportar la mirada de algunas actrices que parecen pájaros", cuenta en la edición de junio de la revista de moda canadiense Flare. Pero la presión en el negocio del espectáculo es enorme, porque la gran pantalla hace que todo el mundo parezca tener un par de kilos más que en la realidad. Beyoncé confesó una vez a la revista para hombres FHM que antes de actuar en Dreamgirls tuvo que adelgazar casi diez kilos y durante el rodaje mantuvo una dieta de líquidos a base de agua, pimienta y sirope de arce. También Kirstie Alley conoce los extremos, a veces con kilos de más y otras demasiado delgada. Al menos, las dietas propias efecto yoyó le han proporcionado material suficiente para hablar en televisión. En su anterior programa, Fat Actress (Actriz Gorda) se reía de la oleada de extrema delgadez en Hollywood. Ahora, vuelve a la pequeña pantalla como concursante en el programa Dancing with the Stars (Mirá quién baila).

Los hombres tampoco se libran. El cineasta Kevin Smith fue escoltado para que se bajara de un avión, presuntamente porque no entraba en el asiento. Desde entonces el realizador ha adelgazado unos 30 kilos.