Vitoria. Hacía tiempo que, por aquellas cosas de la vida, Gustavo Adolfo Almarcha permanecía oculto al ojo del público que tantas veces ha contemplado sus creaciones. Sin embargo, el artista vuelve a encontrarse con aquellos que ya le conocen y con otros ojos nuevos. El primer paso lo ha dado el autor desde las paredes del Siddharta, donde a través del grafito ha construido una serie de retratos con vocación de ampliarse. Su rostro también está, con un gesto forzado. El resto expresan con más quietud en la faz. Juntos miran al espectador. Foto: Alex Larretxi
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