Bilbao. En su última novela, Alicia Giménez (Almansa, 1951) ha dado vacaciones a Petra Delicado, el personaje literario elogiado por The New York Times, adorado por italianos y alemanes y merecedor en 2008 del premio Raymond Chandler, que emparenta a su creadora con John Le Carré o John Grisham en el inventario de laureados. Pero la escritora ya la echa en falta. "Tengo unas ganas locas de escribir una nueva novela con Petra y su compañero de aventuras Fermín", asegura a este periódico.
Y es que Alicia Giménez confiesa que ha habido momentos en los que incluso ha llorado con Donde nadie te encuentre, la historia desgarradora de La Pastora, un personaje histórico y real, que fue tanto mujer como hombre y siempre estuvo en fuga del mundo y de sí mismo.
Una vida de novela la de Teresa Pla Meseguer, alias La Pastora.
Así es. Su leyenda se extendió no solo por Catalunya y Valencia, donde se movió ella, sino también se hablaba de ella en Burgos, en Salamanca... Me cuenta el editor que la demanda de libros en la zona se ha disparado. Todavía queda gente mayor que la conocía y la gente joven ha oído hablar mucho de ella.
¿Y Alicia Giménez? ¿Cómo conoció a este personaje?
Lo tenía en mente ya desde mi juventud, cuando estudiaba bachillerato en el colegio de monjas en Tortosa y cantaban: "Viva la Guardia Civil, que ha atrapado a La Pastora, mujer de malos instintos, fea y pecadora". Me resultaba muy atractivo acercarme a un personaje real, que existió y que murió en 2004.
Y, sin embargo, para ser tan conocido, ha dicho que tuvo muchos problemas para obtener datos sobre él.
Me llevé una gran sorpresa porque me encontré mucho silencio oficial sobre ella y mucho silencio en los pueblos cercanos al Maestrazgo y Els Ports, por donde se movió La Pastora. Si no hubiera tenido la suerte de encontrarme hace un año un libro de José Calvo publicado en Vinaroz, en el que el periodista recopilaba toda la documentación que había podido reunir en siete años sobre este personaje, no lo hubiera podido escribir.
¿Quién era en realidad La Pastora?
Nació en un pequeño pueblo con una malformación genital, y a su madre no se le ocurrió otra cosa que inscribirla como una mujer en el registro porque en la mili podría recibir burlas de los compañeros. Allí empezó la tragedia de La Pastora, era diferente, las hermanas la pegaban, prácticamente la madre la regaló a otra familia que con doce años la mandó al monte a cuidar a los corderos. Luego ingresó en el maquis y por primera vez sintió que pertenecía a una organización.
¿Y cuándo cambió su sexo?
Cuando se echó al monte. Se dejó de llamar Teresa y pasó a llamarse Florencio. Durante dos años fue un fugitivo y, al final, mataron a su compañero y se tuvo que esconder durante dos años en una cueva, hasta que la detuvo la Guardia Civil. La sometieron a dos procesos, en Castellón y Tarragona, acusada de los asesinatos de 21 guardias civiles, siete alcaldes y un ermitaño. La encarcelaron en una cárcel de mujeres. Los forenses la exploraron y llegaron a la conclusión de que era un caso de falso hermafroditismo, con una grave malformación genital. Murió como un hombre en 2004 en la casa de uno de sus carceleros, que la acogió al recuperar la libertad.
¿Fue una asesina en serie?
Es cierto que estaba siempre armada, que presenció algunos asesinatos, que recurrió a la violencia, pero cuando la juzgaron los tribunales franquistas no pudieron demostrar que había matado a nadie.
Murió en 2004, ¿no intentó nunca conocerla?
En toda su vida, solo dio una entrevista y fue precisamente a este periodista, a José Calvo, que estuvo obsesionado con este personaje desde que le vio por la espalda en un juicio en Tarragona.
Y si hubiera tenido oportunidad, ¿qué le habría preguntado?
Creo que no me hubiera atrevido a preguntar nada. El sufrimiento que padeció, la España negra en la que vivió, que era como de otra planeta... Es espeluznante. Hubiera sido casi un trauma, no hubiera podido decir nada, solo respetarle por el sufrimiento que había padecido, sin entrar a juzgarla.
¿Ha querido hacer una reivindicación de La Pastora?
No tomo partido, ni por un extremo ni por otro, procuro descubrir qué hay de humano en ella y ponerme en su piel. No intento disculparla pero sí averiguar qué le llevó a ese extremo.
Con La Pastora ha sido infiel a su personaje más famoso, Petra Delicado.
Entre Petra y Petra he escrito otro tipo de novela, aunque con menos éxito. Pero ambos registros han discurrido y discurrirán en paralelo.
¿Para cuándo otro libro con su detective?
Ahora estoy en la explotación salvaje a la que me somete la editorial, pero en cuanto logre liberarme de ella, lo haré. (Se ríe). No, en serio. Tengo unas ganas locas de volver a escribir un libro con Petra, hay humor, más inventiva... Esta tragedia me ha acompañado durante año y medio con gran intensidad.
¿Ya tiene nuevo caso?
Hice una promesa en Italia, donde Petra es muy querida, que la llevaría a resolver un caso allí. Tengo a mi enlace, la inspectora jefe de Barcelona, Margarita García, preparando documentación para saber cómo se lleva un caso internacional.
Sus mujeres son de carácter.
¡Ya era hora de que fueran protagonistas! No quiero que sean ni buenas ni malas, sino que tengan más poder, que sean protagonistas. Ya estaba hasta la narices de que en la novela negra sean siempre la chica del jefe, la víctima, la ayudante del fiscal... ¡No, hombre no! Hay que darlas un poco de caña.