Anne Hathaway y James Franco ya habían participado con anterioridad en la gran gala de premios de la industria del cine, aunque sólo para presentar alguna categoría. Ayer fueron nada más ni nada menos que los maestros de ceremonia de la 83ª ceremonia de los Oscar.
Numerosos operarios se apresuraron durante la jornada del sábado para dejar todo preparado de cara a la gran gala de la industria del cine en previsión de que la lluvia o el viento pudieran hacer acto de presencia. Los alrededor de cien metros de alfombra roja situada en los aledaños del teatro Kodak, auditorio donde se entregan los galardones, quedaron protegidos por plásticos para impedir que se ensucien, lo mismo que decenas de estatuas de Oscar a gran escala que salpican el recorrido. Todo ello debajo de una gran carpa ante los 10 grados de temperatura de este fin de semana en Los Ángeles.
Además del frío, los Oscar estrenaron este año un nuevo look para los sobres que guardaron los nombres con los ganadores que pasaron a integrar así la lista de elementos icónicos del evento. "Quería algo que fuera muy lujoso, muy glamouroso. Quería que los receptores de los premios sintieran que ganan algo más además de la estatuilla. El sobre es lo que anuncia su victoria a todo el mundo y quería que fuera como un tesoro para el resto de sus vidas", explicó el diseñador Marc Friedland. Los presentadores de cada una de las categorías, entre los que estuvieron Javier Bardem, Halle Berry, Sandra Bullock, Robert Downey Jr., Nicole Kidman, Hugh Jackman o Scarlett Johansson, recibieron un sobre dorado con una tarjeta en su interior diseñada a mano en la que se leía And The Oscar Goes To junto con el nombre del ganador. "Lo hemos probado muchos veces y estamos seguros de que no habrá problemas para abrirlos, es muy fácil", afirmó Friedland.
Otra de las novedades fue que por primera vez la página web oficial de la gala, Oscar.go.com, ofreció imágenes exclusivas de lo que sucedió durante todo el evento, desde la alfombra roja hasta la zona de entrevistas con los ganadores, algo que hasta la fecha quedaba siempre fuera de la vista del gran público.
En cuanto a los presentadores de la ceremonia celebrada en el teatro Kodak, Anne Hathaway y James Franco, ya habían participado con anterioridad en esta gran gala de premios, aunque para entregar alguna categoría. Para Franco, intérprete de filmes como Eat, Love, Pray, Milk, o la saga Spider-Man, fue la segunda vez en la gala de los Oscar.
En cambio, para Hathaway, fue su quinta aparición. La actriz, que es conocida por sus papeles en Alice in Wonderland, The Devil Wears Prada y The Princess Diaries, fue candidata a la estatuilla dorada en 2008 por su intervención en Rachel Getting Married, pero destaca su aparición en el escenario en la gala del 2009, en la gran presentación del Oscar con Hugh Jackman, donde se la vio cantar junto al australiano. Don Mischer y Bruce Cohen, los productores, ya aseguraron que la ceremonia rendiría homenaje a la historia de los Oscar, con pequeños tributos a películas clásicas y momentos imborrables de galas pasadas. Así, por segundo año consecutivo los Oscar fueron presentados por dos actores, ya que Steve Martin y Alec Baldwin ya lo hicieron el año pasado.
Por otro lado el presupuesto de este año aumentó con respecto a los anteriores tras años de recortes. Se contrataron más limusinas y DJ"s para animar las fiestas celebradas tras la gala, y es que según Los Ángeles Times, los Oscar 2011 han generado más de 7.000 empleos relacionados con los eventos que rodean la ceremonia. En cuanto al menú de la gala en el Governor"s Ball del Teatro Kodak, corrió a cargo de los chefs Wolfgang Puck y Matt Vencibenga, e incluyó mini hamburguesas de Kobe, los mariscos y el infaltable salmón ahumado escoltado por una paella.
Pero este año la cocina tuvo toques de gastronomía asiática e iberoamericana, con platos como sushi, maki sashimi y nigiri, además de pizzas de ricotta y tacos de langosta. El plato estrella fue un lenguado, pero también hubo ensaladas con jamón ibérico y de postre el Oscar de chocolate bañado en oro, y todo ello acompañado de champán. Todo, desde luego, para abrir boca.