miguel Palacio presentó una colección muy femenina en la cuarta jornada de la pasarela cibeles. Prendas muy rectas y dos tipos de bajos: los minis y los maxi-largos, como los de sus monos, los que dio un toque elegante con la inclusión de paillettes fueron la esencia de las nuevas propuestas del diseñador. La novedad del desfile fue la mezcla de prendas de Miguel Palacio y la de Hoss Intropia, en un 75-25 por ciento, respectivamente, fruto de la colaboración entre ambas firmas.

Entre las prendas de Hoss Intropia que Palacio incluyó en su desfile destacaron unas camisas con aplicaciones en las hombreras, mientras que de su línea propia el diseñador mostró abrigos negros de piel y camisas cuya novedad radicaba en su remate con flecos.

Camisas y vestidos transparentes, en negro y verde fuerte con flores de colores bordadas, y unos originales chalecos y vestidos con aberturas circulares y aplicaciones de cristales forman parte de su próxima colección, en la que el diseñador introduce por primera vez un tejido superligero en negro que ilumina con incrustaciones de colores.

Pero la jornada en Cibeles dio mucho más de sí. La primera firma en dar sus ideas para el próximo año fue la veterana Andrés Sardá. Los modelos de Nuria Sardá, hija del diseñador y heredera, supusieron un derroche de fantasía sobre la Cibeles Madrid Fashion Week, encontrando su fuente de inspiración en los años 50. Líneas balconet sin relleno, estampados animales, juegos de tules en faldas y vestidos e incrustaciones de cristal de swarovski sobre monos y bodys de muselina y organza son los elementos de la colección nocturna.

La línea diurna recogía buena parte del imaginario de la cultura y el folclore mexicano, como lo atestiguan sus vivos colores, reflejo de su rica naturaleza, sus calaveras, que rinden culto a la muerte, y sus estampados de flores y frutos. Como atrezzo, la firma catalana colocó unos sensacionales tocados florales a las modelos, que han desfilado a ritmo de ranchera y música andina ataviadas con impresionantes capas y ponchos de estilo mexicano. La madrileña Alma Aguilar puso el toque romántico, con una colección surgida de una reciente visita a un hotel de Formentor (Mallorca) que le encantó, así como la "utopía" con la que fue creado: como centro neurálgico de artistas. La madrileña se centró en los vestidos y los abrigos, las prendas con las que cree puede "aportar algo al mundo de la moda".