madrid. Ariadna Gil, que vuelve al teatro tras 13 años volcada en la gran pantalla, cree que el cine debe estar "por encima de conflictos personales", y sostiene que "es mentira" que haya "caos" en esa industria. "No somos -dice- un partido político", y pretender que todo sea armónico es "ridículo". Con 42 años recién cumplidos, la actriz barcelonesa ha decidido volver al teatro "en el mejor momento" y "con lo mejor", es decir, cuando el cine acusa la crisis general con menos producciones "en cartera", y con un clásico como Un tranvía llamado deseo, de Tennessee Williams, dirigida por Mario Gas y en el Teatro Español de Madrid, donde debuta mañana.
La actriz ve con "mucha perspectiva" y distancia la polémica en torno a la Ley Sinde y el anuncio de dimisión del presidente de la Academia de Cine, Álex de la Iglesia, tras la ceremonia de los Goya. La Ley Sinde, asegura, es "necesaria" porque "es de cajón" que hay que "acabar con algo que a todas luces es ilegal" y, por otra parte, el cine es, "como cualquier arte", un lugar de "libertad total, de individalismo absoluto. "Esto no es un partido político en el que todos tengamos que pensar igual", avisa. "Hay conflictos, sí, pero son "individuales, y es mentira que eso haya generado un caos. Está lleno de personalidades dispares y opuestas y esa es su riqueza", afirma.