vitoria. Un "regalo" de Navidad. Así definía hace unos días Juan José Ocón, director de la EGO, el concierto con el que la Joven Orquesta de Euskal Herria cumplirá con su tradicional -y siempre agradable- cita con el público en las últimas postrimerías del año. El obsequio oculta tras el papel de colores un extra que une música y baile, lleva por título Gernika. Danza sobre lienzo, y aterrizará hoy, en su primer puerto de la gira vasca, sobre las tablas de un Teatro Principal deseoso de ejecutar su estreno escénico del ya presente 2001.

Regalo y presente se hacen uno con la propuesta que funde los trabajos de la Euskal Herriko Gazte Orkestra y la compañía de danza Aukeran. Música de orquesta, melodía coral y baile contagian sus lenguajes en un mismo idioma en esta mixtura de disciplinas, que promete -cuando menos- un paisaje original sobre el proscenio y demás rincones del territorio teatral.

La Marcha fúnebre, de Sorozábal, y varios temas originalmente compuestos para la pieza de baile por Aitor Amezaga. Son los ritmos que marcan los pasos de baile. Son los pentagramas que conquistan las mentes, los dedos, las bocas, de los jóvenes músicos de la EGO durante estos días. Como de costumbre, Eibar -cruce geográfico de caminos- ejerce como punto de encuentro, como desembocadura del embudo de talentos, de los numerosos manantiales que pueblan la orquesta, esta vez acompañados -edición singular del encuentro invernal- por los bailarines de Aukeran en el Centro de Residencias de la localidad. Doble movimiento, con el instrumento respectivo y con el instrumento del cuerpo, para gestar un espectáculo inusual en el que ambos grupos amoldarán sus formas y sus notas.

Dos torrentes creativos que confluyen. Por un lado, el de la EGO, que vuelve una vez más al espacio que le vio florecer ante el público. Fue el 3 de agosto de 1997, con un proyecto por entonces todavía recién nacido, y que ya acumula trece años de andadura, abandonando las gatas y caminando erguido, siempre cambiando sus rostros, siempre renovando las fuerzas que empujan su música, con formación y experiencia como piezas clave de la orquestación colectiva.

Arriaga, Ravel, Dvorak, Lauzurika, Beethoven, Tchaikovsky, Schubert, Brahms, Rossini, Mozart, Sibelius, Wagner, Gershwin... Decenas de compositores han ido alimentando las concentraciones estivales e invernales del siempre cambiante grupo de jóvenes músicos, que a lo largo del tiempo acumula residentes principalmente llegados de Gipuzkoa, Bizkaia, Nafarroa y Araba -en este orden, por cantidades-, aunque con el paso de los años también han pasado por su seno notas con sello de origen en Zaragoza, La Rioja, Cantabria, Huesca, Asturias, Burgos o Lapurdi.

En torno a ochenta músicos ostentan la titularidad de este año, de esta temporada 2010-2011, en la formación musical, cruzando los colores de arpa, clarinete, contrabajo, fagot, flauta, oboe, percusión, trombón, trombón bajo, trompa, trompeta, tuba, viola, violín y violoncello, que conformarán con sus respectivos acentos la paleta de esta noche, a partir de las 20.30 horas. 48 músicos, doce cantantes y diez bailarines habitarán, buscando la armonía de sus formas de expresión, el territorio del telón en Gasteiz, que abrirá paso a las citas que les llevarán al Euskalduna bilbaíno (mañana) y al Kursaal donostiarra (martes).

No hay que moverse demasiado de Eibar -al menos, no de su territorio- para situar el centro de operaciones de la compañía de danza Aukeran, que coincide en su germinación con la joven agrupación de músicos. Se trata de una formación situada en Donostia que, también desde el año 1997, desarrolla y ofrece espectáculos de danza de raíz tradicional.

Gernika, danza sobre lienzo supone un pequeño cambio de aires en el concepto del grupo y desarrolla a lo largo de su coreografía -firmada por Edu Muruamendiaraz- la narración de lo ocurrido en el mes de abril de 1937, en plena Guerra Civil española, contado en primera persona del plural por aquellos que sufrieron el bombardeo. La propuesta fusiona la danza tradicional y la contemporánea con el cuidado uso de luces y colores para la creación de los ambientes.

Aiert Beobide, Iurre Aranburu, Gotzon Poza, Maitane Mugika, Ander Errasti, Onintza Odriozola, Ioritz Galarraga, Naikari Galarraga, Ekain Kazabon, Ane Anza y Garazi Lekuona. Son los protagonistas, los rostros que dan vida a aquellos tristes protagonistas, que les cuentan bailando, que reviven la raíz y los ecos de la matanza bélica a través del movimiento. Los fallecidos vuelven para contar, para describir su vida antes de la destrucción, del infierno, de la caída de la guerra sobre su pueblo. Para trata de mostrar cómo, a través de la memoria, es posible renacer.

El bombardeo de la Legión Cóndor -y la fuerza italiana Savoya- es el punto de partida de Gernika. Mihise gaineko dantza, que a diferencia de creaciones precedentes de Aukeran apuesta más por la emotividad que por los códigos abstractos de la vanguardia. La agrupación insiste, sin embargo, en sus señas de identidad, en la combinación de elementos del folklore con ritmos contemporáneos.

Todo arranca con la suite Hilherria, en la que las víctimas del bombardeo surgen de sus tumbas con sus blancos sudarios. En Lehenago, los muertos cuentan en primera persona cómo era su pueblo y su vida antes del bombardeo, con pasos tradicionales que se basan en un baile de arcos que evoca el árbol de Gernika, entremezclados con coreografías contemporáneas.

La puesta en escena continúa con pasajes como Guerra o Iluntasuna, en la que, en medio del silencio, tenues luces dejan intuir los nombres de todas los muertos. La representación de Gernika, la más célebre obra de Pablo Picasso, representa a continuación la memoria que ha quedado de la barbarie.

Un salto adelante en las producciones de Aukeran, que se adapta durante estos días a la música en directo de la EGO, que aportará vigor e intensidad a los sentimientos que pone sobre la mesa -sobre las tablas- este singular trabajo escénico, donde las formas han conquistado el fondo más allá de lo estético, como símbolos poderosos que acompañan al movimiento y le sirven para componer paisajes que van más allá de lo meramente coreográfico. Historia y arte se abrazan esta noche en el Principal. Bailan y cantan a la memoria.