vitoria. El esfuerzo de Zuloa es perenne. Lástima que las exposiciones caduquen. La última que visita los sótanos de la librería tiene un mensaje claro -Haz el pino- y vuelve a testear el panorama artístico local reuniendo los trabajos de dos decenas de creadores en torno a... claro está, el árbol más navideño. La propuesta interactiva comenzó a través de la red. En la web y el Facebook de Zuloa se proponía, a quien quisiera, hacerse con uno de los veinticinco ejemplares para elaborar desde él una pieza de arte. Para dinamizar la propuesta, la materia prima se escondía -intuida mediante un juego de pistas- en cinco locales de la almendra: 35mm, Iguana, Hala Bedi, La Fusa y Ortzai. Una vez tuvieron su conífera, los autores se lanzaron a transformarla en evocadora manufactura y el resultado puede verse desde hoy -inauguración, 20.00 horas- y hasta el 9 de enero, que descubrirá el trabajo ganador.

Hay varias intervenciones que se repiten en la muestra. El quemado y cortado de los ejemplares es bastante común. También su asociación con sexo y dinero. Pero también hay algún leit motiv lisérgico, otros que tienden al audiovisual y algunos que apuestan por solidaridad o denuncia. A medio camino de ambos se encuentra el trabajo de Maite Galisteo y Neftalí Campo, que mediante una pequeña instalación recalcan "que los animales no son un juguete, que hay que tener sensibilidad al regalarlos", apunta Campo. Y es que, como ambos comprobaron la semana pasada en el fin de semana de adopción de Los Fueros, los preciosos cachorros que se envuelven en papel de regalo en el Olentzero acaban muchas veces en la perrera. Hasta 1.100 el año pasado. Su apuesta, unos cánidos elaborados con cabello humano, laca, secador -Maite es peluquera... y, atención, ¡busca empleo!- y botones en lugar de ojos. Su perra Nika estará orgullosa de ambos. La Asamblea Amarika, efectivamente, hace una vez más el pino para volver a mirar a la realidad de otra manera, para lanzar un nuevo experimento en busca de respuestas. ¡Ah!, siete de los pinos recogidos no han llegado a la muestra. Serán recordados con una silueta de cinta, como un cadáver del CSI. Otro buen -y triste- reflejo de la realidad.