vitoria. Diecisiete meses después, se acabó el dolor de cabecera. La consolidación estructural de las zonas más inestables de Santa María ha llegado a su fin y cede el testigo a la construcción del suelo del templo gótico, labor que, como siempre, podrá seguirse a través de las pasarelas de la visita.
"Ya hemos completado el trabajo de consolidación de las zonas que estaban peor", describe el director gerente de la Fundación Catedral Santa María, Juan Ignacio Lasagabaster, que señala las bóvedas del brazo sur del transepto -aquellas cuyo revestimiento cayó en 1992- como el punto más delicado. En definitiva, Santa María gana en seguridad y estabilidad.
La conclusión del proceso iniciado en julio de 2009 ha permitido desmontar la estructura de apeo y protección de desde 1998 ocultaba esa parte de la catedral. Ahora este espacio podrá volver a visitarse para contemplar sus arcos y plementos reparados desde una pasarela elevada. "Ha perdido en espectacularidad escenográfica, pero ha recuperado el espacio original; el visitante podrá darse cuenta ahora de la magnitud de ese espacio".
Y es que el visitante no sabe ya si es más importante el destino o el camino. Si es más atractivo un templo completado o uno abierto por obras. De todas formas, el finiquito de unos trabajos siempre dispara otros, y ahora le llega el turno a otro rincón esencial de Santa María. "Empieza una obra inusual, la construcción del suelo". Bóvedas y arcos de refuerzo exigirán ahora la atención en la cabecera, en el crucero, en la capilla, y el tránsito de las pasarelas seguirá ofreciendo un apetitoso menú de rehabilitación in situ a las miradas efímeras.
70.000 kilos de acero y veinte metros cúbicos de madera han sido expulsados ya del templo gótico liberando una parte oculta durante doce años, un espacio clausurado que vuelve a ver la luz en este proyecto orgánico que nunca permanece demasiado tiempo de la misma manera. Lasagabaster duda al apostar por un adjetivo. No le gusta la pirotecnia de "espectacular". Prefiere la evocación de "impresionante" para calificar este nuevo rincón de las visitas, que sube un nuevo peldaño en la recuperación de Santa María. Aunque ahora ésta baje a ras de suelo.