madrid. El escritor catalán Gonzalo Torné se alzó el pasado septiembre con el premio Jaén de Novela por Hilos de sangre, un libro que ya está en la calle y avalado por un aluvión de buenas críticas. "Lo que he querido hacer es una radiografía de nuestro tiempo en contraste con la historia del pasado", explicó.
"Por fin un verdadero acontecimiento en el escenario de la nueva narrativa española". Así saluda a Hilos de sangre, editada por Mondadori, una de las muchas y buenas críticas que ha recibido esta novela, muy literaria y de compleja estructura, que cuenta en una primera parte los problemas de una pareja actual que está a punto de separarse, a través de la protagonista, Clara, una mujer de su tiempo que cuando comienza la narración tiene 30 años. Esta protagonista, en una segunda parte de la historia, y tras perder a su abuelo, va tirando de la memoria hasta descubrir que en el pasado de esta familia burguesa, el clan de los Montsalvatge, existen hilos manchados de sangre que explican su nacimiento y todo su presente, y que si no se hubieran cometido no habría nacido ella.
Todo el argumento literario, que pasa por revisar la guerra civil española y los sucesos del Valle de Arán, se desarrolla mediante extensas y profundas cartas de correo electrónico entre los hermanos, con idas y venidas a un pasado y a un presente por donde pasan ráfagas de informativos, programas de TV, o la ciudad de Barcelona. "La inestabilidad que siente Clara al principio la lleva a indagar en ese pasado que tenía mitificado pero, al descubrir estos hechos, se da cuenta de que todo lo que la rodea es inestable, algo que la hace cambiar y que llevará al lector a instalarse otra vez en la primera parte del libro", explica Torné, autor también de otra novela, Lo inhóspito, y traductor de William Wordsworth, John Ashbery o Roger Scruton. En cuanto a la estructura de la narración, Torné asegura que nace "de las ganas que tenía de escribir un buen libro": "No es un libro biográfico ni es una historia que me hayan dado. Sólo me interesaba hacer una especie de radiografía de nuestros tiempos, contrastar las dos temperaturas morales de la historia, pero no en el sentido moral, como conjunto de normas, sino más bien en los ideales, en cómo se vivía antes y su contraste con el ahora". "Me gustaría tener un lector activo, con ganas de leer, y el pacto que le ofrezco es que le voy a proporcionar cosas, que le voy a llevar por sitios extraños, y quiero que confíe en mí y en lo que le cuento", sostiene Torné al tiempo que reconoce que le interesa "un tipo de prosa flexible, donde puedan entrar muchas cosas en el mismo párrafo: una broma, un vulgarismo, algo técnico". Y es que en Hilos de sangre existe una inmensa proliferación de diálogos. "No son diálogos cinematográficos, incluso hay al final una pequeña obra de teatro, y con ellos busco que el libro vaya rápido", recalcó.