Cualquiera que sea un habitual al teatro, la danza, la ópera y la música habrá visto de todo sobre un escenario: coches colgados en la gira de un importante grupo de rock, intérpretes que aparecen en plataformas móviles, objetos que parecen caer desde el techo, cascadas de agua... La lista de elementos escenográficos y audiovisuales es infinita. Y con la aplicación de las nuevas tecnologías, cada vez más. Pero para que todo eso sea posible, antes, durante y después de cualquier actuación trabaja un buen número de personas, técnicos a los que no se les ve la cara pero cuya labor es imprescindible.
El XXXV Festival Internacional de Teatro de Gasteiz celebra desde ayer y hasta hoy la quinta edición de sus Jornadas de Artes Escénicas, un punto de encuentro para esos profesionales de las bambalinas que no se llevan los aplausos pero sin los que nada sería posible. Más de medio centenar de expertos de todo el Estado se encuentran en el Europa analizando distintas cuestiones relacionadas con su trabajo, para lo que están contando con ponentes llegados también de diferentes puntos de Europa. "Nuestro objetivo es dar un paso más, aportar conocimiento", explica Oskar Ruiz de Luzuriaga, coordinador del encuentro.
Dos son las temáticas que marcan este año. Ayer se analizaron, sobre todo desde un punto de vista de legislación europea, líneas de trabajo sobre los equipos de elevación y suspensión de cargas en los escenarios, es decir, qué se exige y qué no en cada lugar a la hora, por ejemplo, de colgar un elemento en las alturas o de subir hasta determinado punto el techo de un escenario. En este sentido, se dieron a conocer las conclusiones de un estudio realizado en el Viejo Continente a la hora de promover una norma genérica que pueda ser aplicada en todo el territorio para tener, como se suele decir, dónde agarrarse
Relacionado también con esta cuestión, hoy se mira a eso que en otros sectores industriales está tan de moda pero que en el mundo de la escena parece no tener tanto peso, la prevención de riesgos laborales. Y es que al tratarse de un mundo tan específico, los profesionales se encuentran muchas veces con una normativa legal demasiado genérica en la que no encajan, sin entrar en el hecho de que cuando se trabaja con, por ejemplo, compañías llegadas de fuera de la Unión Europea no está claro qué legislación se debe aplicar, si la de aquí o la del país de origen del grupo.
Innovación es la palabra clave para estas jornadas, es decir, crear un conocimiento que pueda ayudar a los profesionales de las artes escénicas a realizar mejor su labor, algo de lo que, al final de la cadena, el beneficiado sea el público. Además, las conclusiones obtenidas en Gasteiz, como ha sucedido en los cuatro años anteriores, serán editadas para su consulta y difusión.