Con una filosofía detrás de cada colección, en esta ocasión Roberto Verino ha querido, en momentos de dificultades, elevar el nivel de exigencia de sus propuestas. Contrario al bajo coste que está uniformando a todos, el gallego viste a hombres y mujeres con prendas rotundas "y casi únicas, no sólo por su difusión sino porque cada uno, con su espíritu, la hace única", explicó ayer antes de su desfile en Cibeles.

Esta rotundidad de Verino toma forma en piezas de mucha calidad "que acaban siendo más una inversión que un gasto". Trabajos artesanales, aplicaciones de Swaroski, superposiciones de encaje, en una estética de cine y referencias a los setenta. Líneas potentes y seductoras en las que hay mucho trabajo de costura.

Con una puesta en escena con un punto de humor, con gafas de bucear o linternas de cristales de Swaroski, Roberto Verino presentó una colección intemporal, en colores neutros, como el camel, el negro o el blanco, con toques de rosa, azulón, rojo, estampados de animal, lunares, tejidos Chanel y rafias.

El diseñador gallego dotó también a sus creaciones de muchas transparecias, que contribuyeron a buscar una modernidad en la que están presentes todo tipo de prendas, de largos y de texturas, que encuentra en la mezcla de lo más sofisticado con lo más convencional. Para hombre, "esa asignatura pendiente", propone hechuras sencillas, pero con muchos detalles y pequeños lujos y mezclas de sport y sofisticacin.

En una jornada con las gradas llenas de rostros famosos -como Borja Thyssen y su esposa, Blanca Cuesta; María José Cantudo y Ana Rodríguez Mosquera, ex esposa del presidente del Congreso, José Bono- Hannibal Laguna presentó una muy buena colección, muy en su línea, pero con prendas más sobrias en las que han desaparecido las aplicaciones de pedrería.

Laguna se ha inspirado en la cinematografía de Fellini y Visconti, con volúmenes sofisticados cortados al bies y perfiles con estructuras tulipán, corola o lápiz.

El joven diseñador gustó a sus seguidoras y a una gran mayoría de público, aunque unas propuestas tan concretas y especiales como las suyas también son objeto de algunas críticas. Pero no hay que olvidar que es uno de los grandes modistas y uno de los diseñadores presentes en Cibeles que más vende.

En el punto opuesto a Verino y Laguna se sitúa Angel Schlesser, quien fiel a su línea presentó una colección minimal, con el blanco como hilo conductor. Cortes clásicos, líneas simples, siluetas femeninas y favorecedras, que dibujan el cuerpo sin marcarlo. En una aparente austeridad, ya que la riqueza de las texturas contrasta con ella, de Schlesser gustó, especialmente su apuesta por el coral que llevó a vestidos en napa y los trajes largos de fiesta en rojo/granate.

Si el mundo de la moda es un camino difícil, mucho más lo es para las mujeres, ya que se cuentan con los dedos de la mano las que consiguen hacerse un sitio y permanecer en él. Este es el caso de Miriam Ocariz que, trabajadora incansable, ha logrado conquistar su espacio.

Con una especial atención a tres estampados digitalmente, dibujados por ella, la bilbaína ha creado una colección con siluetas limpias, aunque elaboradas, mucha variedad de propuestas y muchos matices.

Contar con Nieves Álvarez en un desfile es asegurarse la portada de los periódicos y eso es lo que ha hecho Robeto Torretta. Espléndida como siempre, provocó los aplausos del público en las tres salidas con las que colaboró con su gran amigo, quien propone una colección inspirada en los setenta, en tonos caquis y arena, con toques de coral y marino que sustituye al negro.

En la jornada matinal, Alma Aguilar presentó sus clásicos vestidos románticos en gasa de seda lisa y tonos crudos o de estampados forales y prendas con jaretas, pliegues y frunces. La madrileña convirtió la pasarela en una caballeriza inglesa, llena de montones de heno y accesorios equinos que trasladó espléndidamente a las modelos con tocados de estilo victoriano y zapatos cuyo denominador común son las plumas.

Devota&Lomba se ha inspirado en una selva tropical para el próximo verano, con mucho vestido estampado, lleno de frunces y pliegues marcados por los tonos verdes con ligeros toques de naranjas que el diseñador utiliza a modo de cintas cruzadas. Modesto Lomba juega con distintos largos en las prendas, los escotes asimétricos y los tonos degradados, con una extensa paleta de colores. También da importancia en su colección el diseñador a las telas superpestas, así como a los tonos básicos, blanco y negro, en vestidos y trajes a modo de tablero de ajedrez.