venecia. Álex de la Iglesia redondea, con el León de Plata a la mejor dirección y el premio al mejor guión en Venecia, una trayectoria en la que con la mano derecha rueda películas marcadas por su exquisito gusto para el mal gusto y con la izquierda brega con su cargo de presidente de la Academia de Cine.

"Tenéis un presidente muy pesado", dijo Pedro Almodóvar tras sucumbir a los ruegos de Álex de la Iglesia para reconciliarse con la Academia en plena gala de los Goya. Y tenía razón. El realizador no ha cejado en su empeño de hacer su propio cine y de dar un giro autocrítico al frente de la institución del cine español, cargo que ocupa desde junio de 2009.

"Acabó la gala de los Goya y me fui al rodaje de Balada triste de trompeta", confesaba en Venecia al presentar la película, donde los malabares entre el Álex cineasta y el De la Iglesia presidente se han demostrado muy habilidosos. "Con el tiempo, he aprendido a convencer a la gente de lo que yo quiero", decía. Y así fue: el jurado de Venecia no pudo decir que no y le dio el León de Plata a la Mejor Dirección y la Osella al Mejor Guión por su película Balada triste de trompeta.

"Una amiga me dijo al ver la película: "No sabía que eras tan horrible"", explica De la Iglesia. Y, efectivamente, por primera vez en el cine del realizador vasco, el pulso entre el horror y el humor es ganado por el primero de ellos, puesto que es éste un filme recorrido por el dolor, aun teñido de payasada, que recorre la Historia de España desde la Guerra Civil hasta la democracia.

"Espero que esta película nos recuerde algo que ocurrió y no debería haber ocurrido. Y, por favor, que no vuelva a ocurrir", concluía en Venecia.

Alejandro de la Iglesia Mendoza, nacido el 4 de diciembre de 1965 en Bilbao, estudió Filosofía y Letras en la universidad de Deusto, pero pronto empezó a sentirse atraído por el cine, donde con algunos altibajos, ha acabado, irremediablemente, triunfando.