La historia arranca en marzo de 1897, en París, donde vive el capitán Simonini, un piamontés que desde joven se dedica al oficio de falsificar documentos. Simonini no recuerda bien quién es y, siguiendo los consejos de Freud, con quién solía compartir cenas en el mismo restaurante diez años antes, decide poner por escrito su vida.
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