ES una jornada marcada en rojo en el calendario por todos los amantes de la moda. Se trata de la entregaban de los premios de referencia del sector, los galardones CFDA (Council of Designers of America). El Alice Tully Hall del Lincoln Center de Nueva York fue el escenario elegido para celebrar esta nueva edición, la vigesimoctava de la historia. Los premios CFDA 2010 coronaron por fin al genial Marc Jacobs como mejor diseñador del año, un premio que ciertamente se le resistía al modisto neoyorkino en las últimas ediciones.

Además el fallecido diseñador de moda Alexander McQueen recibió un premio honorífico, el cual fue entregado por la actriz Sarah Jessica Parker, actualmente en las carteleras con la película Sexo en Nueva York 2. Precisamente la ciudad en la que se desarrolló el evento.

A la gala no faltaron las celebridades del mundo del espectáculo como por ejemplo la joven actriz Dakota Fanning o Gwyneth Paltrow, actualmente en las carteleras gracias a Iron Man 2.

Parece que con este galardón el sector hace las paces de una vez por todas con Marc Jacobs, un hombre ligado siempre con el escándalo. Descarado, insolente, consentido, desbocado, se ha metido en el bolsillo a público y crítica aunque muchos sean los que piensen que está muy pero que muy sobrevalorado. Neoyorquino de nacimiento y de corazón y de familia judía acomodada pero de espíritu libre y bohemio, Marc Jacobs empezó en esto de la moda en la época del flúor y las mallas, allá por los ochenta, cuando se graduaba en la prestigiosa escuela de diseño Parsons. ¿Su proyecto de final de carrera? Una colección de chándals talla XXL con acids de color rosa a modo de estampado. Tal cual. Eso le valió tres importantes premios que le dieron alas.

El escándalo y la polémica siempre le han acompañado, de hecho gracias a ellos es quién es. A finales de los ochenta se hacía cargo de la colección femenina de la casa Perry Ellis al poco de la muerte de su diseñador. Ese fue su punto de inflexión, pues en 1992, en pleno apogeo del grunge, Jacobs ideó una colección que le valió su salida de la casa Ellis por la puerta pequeña. Ahí nació el mito, la misma línea que le valió un despido muy sonado, lo encumbró como mejor diseñador del año. Paradojas de la industria. Cuando llegó al mercado con su propia firma: arrasó.